Mensaje del 2 de noviembre de 2013
“Queridos hijos, de nuevo os invito maternalmente a amar. Orad,
sin cesar, por el don del amor; a amar vuestro Padre Celestial sobre
todas las cosas. Cuando le amáis a Él, os amáis vosotros mismos y a
vuestro prójimo. Eso no se puede separar. El Padre Celestial está en
cada persona, ama a cada uno y llama a cada uno por su propio nombre.
Hijos míos, por eso, a través de la oración, escuchad la voluntad del
Padre Celestial, hablad con Él, estableced una relación personal con el
Padre, que hará aún más profunda la relación con vosotros mismos, la
comunidad de mis hijos, mis apóstoles. Como Madre deseo, que por medio
de la oración hacia el Padre Celestial, os pongáis por encima de las
vanidades terrenales que son estériles, y que ayudéis a los demás, para
que poco a poco conozcáis y os acerquéis al Padre Celestial. Hijos míos,
orad, orad, orad por el don del amor, porque el amor es Mi Hijo. Orad
por vuestros pastores, para que tengan siempre amor por vosotros, como
Mi Hijo lo ha tenido y lo ha demostrado dando Su Vida por vuestra
salvación. ¡Os doy las gracias!”
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