martes, 21 de septiembre de 2010

Cuando la Biblia te habla

La Paz del Dios vivo sea con Vds.,

durante esta noche me habían surgido unas cuantas cuestiones respecto a Jesús y el hecho de que Él es Dios hecho hombre. Con actitud de intriga y de anhelo de saber y conocerLe un poquito más, abrí las Escrituras y comencé a indagar un poco.

No tardé en encontrar citas como las de su bautizo (Mt 3,13), las tentaciones en el desierto (Mt 4,1), el motivo por el cual se le da el Nombre sobre todo nombre (Flp 2, 6-11) o el perdón de nuestros pecados por Su Sangre (Ef 1, 5-8). Ésto me sorprendió pues hacía un tiempo que no profundizaba en las Escrituras durante su lectura y en breve vi que la situación no iba a quedar así: el Dios Vivo es un Dios de Abundancia y por tanto el SIEMPRE te da más de lo que pides (...a Él nadie le gana en generosidad).

A continuación comencé a encontrar citas relativas al Espíritu Santo y su importancia en la vida del Creyente pues Él es la Garantía de que Dios nos ha ungido (2Cor 1,22), la Garantía de nuestra herencia (Ef 1, 13-14) y que es Él el que te marca para el día en el que venga a rescatarte.

Todo esto vino bien aderezado con pequeños recordatorios de cómo actuar en nuestra vida cotidiana como el hablar correctamente (Ef 5,45) o el ser humildes ante todo y no atribuirnos méritos (2 Cor 3,5).

Esto me da mucho que pensar. Dios nos ama y desea que le conozcamos; ARDE en deseos de que le conozcamos y cuando nosotros anhelamos (aunque sea en una medida infinitesimal como es mi caso) conocerLe , Él se acerca a tí y responde a ese deseo tan profundo.

Si hay algo con lo que me tuviera que quedar de todo lo que Dios me ha dicho esta noche, sería el hecho de poder pedirle espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo verdaderamente (Ef 1, 17-23) pues eso es lo que realmente me hace falta: conocerlo verdaderamente para comenzar a vivir un romance con Él.

Adelante en Cristo.

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