LA PASIÓN
Reflexión que Jesús hace
sobre el misterio
de Su sufrimiento y el
valor que tiene en la Redención
2
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ÍNDICE
Parte 1 - Jesús dicta a Catalina: 6
1.1 Jesús se Prepara 7
1.2 La Cena Pascual 7
1.3 Jesús Ora en el Huerto 10
1.4 Jesús Instituye la Eucaristía 10
1.5 Jesús Hace la Voluntad del Padre 15
1.6 Jesús Busca a Sus Discípulos, que
Están
Dormidos 20
1.7 Jesús es Entregado por Judas 24
1.8 Jesús es Llevado ante Caifás 27
1.9 Pedro Niega a Jesús 28
1.10 Jesús es Llevado a la Prisión 29
1.11 Jesús es Llevado ante Herodes 31
1.12 Jesús es Llevado de Nuevo ante
Pilatos 32
1.13 La Flagelación de Jesús 32
1.14 Jesús es Sentenciado a Muerte 33
1.15 Jesús es Coronado de Espinas 34
1.16 Barrabás es Puesto en Libertad 37
1.17 Jesús Perdona hasta al Más Grande
Pecador 39
1.18 Jesús Va Camino del Calvario 41
1.19 Jesús es Ayudado a Llevar la Cruz 43
1.20 Jesús es Clavado en la Cruz 45
1.21 Jesús Pronuncia Sus Ultimas Palabras 47
1.22 La Resurrección de Jesús 50
Parte 2 - Dios Padre dicta a Catalina 50
4
Parte 3 - La
Santísima Madre dicta
a Catalina 52
La Corona de la Divina Misericordia 60
DEDICADO:
A mi esposo, a mis padres, a mis hijos y a mis hermanos: “miren al
pobre Cristo hecho despreciable y síganlo”.
A Carlos, Neiza y Betty, hermosos instrumentos del Señor.
A Lili, que me despertó el amor a la Cruz.
A Silvia, mi hermana en el más dulce dolor.
A Inés y Charo, por su amor a la evangelización.
Al Centro María Reina de la Paz, en el maravilloso y verdadero
camino hacia el Señor, a través de María.
A Marcos, Stanis y Ricardo: guías, luz y
escaleras de esta pobre secretaria
del Señor.
Catalina
6
“Ama del todo a Aquel que del
todo se entregó
por tu amor.”
Clara de Asís
PARTE 1 - JESUS
ijita Mía, déjate abrazar por Mi más
ardiente deseo de que todas las
almas vengan a purificarse en el agua de la penitencia... Que
se
penetren de los sentimientos de confianza
y no de temor, porque Soy Dios
de Misericordia y siempre Estoy dispuesto
a recibirlas en Mi corazón.
2) Así, día a día, iremos uniéndonos en nuestro secreto de amor. Una
pequeña chispa y luego una gran llama...
¡Sólo el amor verdadero hoy no
es amado!... ¡Haz amar al amor! Pero
antes, ora hijita, reza mucho por las
almas consagradas que han perdido el
entusiasmo y la alegría en el
servicio. Ora también por aquellos
Sacerdotes que realizan el milagro de
los milagros en el altar y cuya fe es
lánguida.
3) Piérdete en Mí como una gota de agua en el océano... Cuando te
creé,
besé tu frente signándote con la señal de
Mi predilección... Busca almas,
porque son pocas las que Me aman; busca
almas e imprime en sus mentes
la visión del dolor en el cual Me consumí.
Los hombres, sin saberlo, están
prontos a recibir grandes dones.
4) Yo estoy junto a tí, cuando haces lo que te pido; es como si Me
quitaras
la ardiente sed que Me secó hasta los
labios en la Cruz.
5) Me haré presente cada vez que invoquen Mi pasión con amor. Te
concederé el vivir unida a Mí en el dolor
que experimenté cuando en
Getsemaní conocí los pecados de todos los
hombres.
6) Se consciente de ello, porque a pocas criaturas llamo a esta
especie de
pasión, pero ninguna de ellas comprende
qué predilección He puesto en
ellas al asociarlas a Mí en la hora más
dolorosa de Mi vida terrena.
H
7
PARTE 1.1: JESÚS SE PREPARA
ay almas que consideran Mi Pasión, pero
son muy pocas las que
piensan en la preparación de Mi vida
pública: ¡Mi soledad!
2) Los cuarenta días que pasé en la ladera del monte, fueron los días
más
angustiosos de Mi vida, porque los pasé
completamente solo, preparando
Mi Espíritu para lo que vendría: sufrí
hambre, sed, desaliento, amargura.
Sabía que para ese pueblo, mi sacrificio
sería inútil puesto que Me negaría.
En esa soledad percibí que ni Mi nueva
doctrina, ni Mis sacrificios y
milagros podrían salvar al pueblo judío
que se convertiría en deicida.
3) Sin embargo, debía cumplir mi deber, la misión divina. Debía dejar
Mi
semilla primero y morir después. ¡Qué
triste es esto mirándolo desde el
plano humano!
4) Yo también fui hombre y sentí penas y angustias. ¡Me encontré muy
solo! Mortifiqué Mi cuerpo con el ayuno y
Mi Espíritu con la oración.
Pedí por toda esa humanidad que Me
desconocería, que Me sacrificaría
tantas veces...
5) Fui tentado como cualquier otro mortal y Satanás jamás sintió más
curiosidad por saber quién era el hombre
que permanecía en tanta soledad
y desamparo.
6) Piensen en todo cuanto tuve que padecer por salvar al hombre, para
poder reinar en su corazón, para hacerle
posible la entrada en el reino de
Mi Padre.
PARTE 1.2: LA CENA PASCUAL
hora, vamos al relato de Mi Pasión...
Relato que dará gloria al Padre
y Santidad a otras almas elegidas...
2) La noche antes a ser entregado, fue plena de gozo por la Cena Pascual,
inauguración del eterno Banquete, en el
que el ser humano debía sentarse
para alimentarse de Mí.
3) Si Yo preguntase a los cristianos, ¿qué piensan de esta Cena?,
seguramente muchos dirían que es el lugar
de sus delicias, pero pocos
H
A
8
dirían que es la delicia Mía... Hay
almas que no comulgan por el gusto que
experimentan sino por el gusto que Yo
siento. Son pocas, pues las demás
sólo vienen a Mí para pedir dones y
favores.
4) Yo abrazo a todas las almas que vienen a Mí porque vine a la
tierra a
hacer crecer el amor en el que las abrazo.
Y como el amor no crece sin
penas, así Yo, poco a poco, voy retirando
la dulzura para dejar a las almas
en su aridez; y esto para que vayan
ayunando de su propio gusto, para
hacerles comprender que deben tener la luz
puesta en otro deseo: el Mío.
5) ¿Por qué hablan de aridez como si fuese señal de disminución de Mi
amor? Han olvidado que si Yo no doy
alegría, deben probar ustedes sus
arideces y otras penas.
6) Vengan a Mí, almas, pero no piensen sino en que Soy Yo quien todo
lo
dispone y quien los incita a buscarme. ¡Si
supieran cuánto aprecio el amor
desinteresado y cómo será reconocido en el
cielo! ¡Cuánto gozará de él, el
alma que lo posee!
7) Aprendan de Mí, queridas almas, a amar únicamente para hacer gozar
a
quien los ama... Tendrán dulzuras y mucho
más de lo que dejan; gozarán
tanto de cuanto Yo los He hecho capaces.
Yo Soy quien les preparó el
Banquete. Yo Soy el alimento. ¿Cómo
entonces puedo hacerlos sentar a
Mi mesa y dejarlos en ayunas? Yo les
prometí que quien se alimenta de Mí
no tendrá más hambre... Yo Me sirvo de las
cosas para descubrirles Mi
amor. Sigan los llamados que les hacen Mis
Sacerdotes, los cuales toman
ocasión de esta fiesta pascual para
conducirlos a Mí, pero no se detengan
en lo humano, de lo contrario harán cesar
el otro objetivo de esta fiesta.
8) Nadie puede decir que Mi Cena se haya hecho su alimento cuando
experimentan sólo dulzura... El amor
crece, para Mí, a medida que cada
uno se deja a sí mismo.
9) Muchos Sacerdotes lo son porque Yo quise hacerlos Mis Ministros,
no
porque Me sigan de verdad... ¡Oren por
ellos! Deben ofrecer a Mi Padre la
pena que Yo sentí cuando en el Templo eché
por tierra los bancos de los
mercaderes y reproché a los Ministros de
entonces por haber hecho de la
casa de Dios una reunión de logreros.
9
10) Cuando ellos Me preguntaron con qué autoridad Yo hacía eso,
sentí una
pena aún mayor al comprobar que la peor
negación de Mi Misión venía
justamente de Mis Ministros.
11) Por ello, oren por los Sacerdotes que tratan Mi cuerpo con
sentido de
costumbre y por ello mismo con muy poco
amor...
12) Pronto sabrán que esto debía decirles, porque los amo y
porque
prometo, a quien ore por Mis Sacerdotes,
la remisión de toda pena
temporal debida. No habrá purgatorio para
quien se aflige a causa de los
Sacerdotes tibios, sino Paraíso inmediato
después del último aliento.
13) Y ahora, vuelvan a hacerse abrazar por Mí, para recibir la
vida que les
participé con infinita alegría a todos
ustedes.
14) Aquella noche, con infinito amor, lavé los pies a Mis
Apóstoles porque
era el momento cúlmine de presentar a Mi
Iglesia al mundo.
15) Quería que Mis almas supieran que, aún cuando estén
cargadas de los
pecados más grandes, no están excluidas de
las gracias. Que están junto a
Mis almas más fieles; están en Mi corazón
recibiendo las gracias que
necesitan.
16) Qué congoja sentí en aquel momento, sabiendo que en Mi
Apóstol
Judas estaban representadas tantas almas
que, reunidas a Mis pies y
lavadas muchas veces con Mi Sangre,
¡habían de perderse! En aquel
momento quise enseñar a los pecadores que
no porque estén en pecado
deben alejarse de Mí, pensando que ya no
tienen remedio y que nunca
serán amados como antes de pecar. ¡Pobres
almas! No son estos los
sentimientos de un Dios que ha derramado
toda Su sangre por ustedes.
Vengan todos a Mí y no teman, porque los
amo; los lavaré con Mi sangre y
quedarán tan blancos como la nieve;
anegaré sus pecados en el agua de Mi
Misericordia y nada será capaz de arrancar
de Mi corazón el amor que les
tengo.
17) Amada Mía, Yo no te He elegido en vano; responde con
generosidad a
Mi elección; se fiel y firme en la fe. Sé mansa y humilde para
que los
demás sepan cuan grande es Mi humildad.
10
PARTE 1.3: JESÚS ORA EN EL HUERTO
adie cree en verdad que sudé sangre
aquella noche en Getsemaní y
pocos creen que sufrí mucho más en esas
horas que en la crucifixión.
Fue más dolorosa, porque Me fue
manifestado claramente que los pecados
de todos eran hechos Míos y Yo debía
responder por cada uno. Así Yo,
inocente, respondí al Padre como si fuese
verdaderamente culpable de
deshonestidad. Yo, puro, respondí al Padre
como si estuviese manchado de
todas las impurezas que han hecho ustedes,
mis hermanos, deshonrando a
Dios, que los creó para que sean
instrumentos de la grandeza de la
creación y no para desviar la naturaleza
concedida a ustedes, con el fin de
llevarla gradualmente a sostener la visión
de la pureza en Mí, su Creador.
2) Por lo tanto, fui hecho ladrón, asesino, adúltero, mentiroso,
sacrílego,
blasfemo, calumniador y rebelde al Padre,
a quien He amado siempre.
3) En esto, precisamente, consistió Mi sudor de sangre: en el
contraste
entre Mi amor por el Padre y Su Voluntad.
Pero obedecí hasta el fin y, por
amor a todos, Me cubrí de la mancha con
tal de hacer el Querer de Mi
Padre y salvarlos de la perdición eterna.
4) Considera cuántas agonías más que mortales tuve aquella noche y,
créeme, nadie podía aliviarme en tales
congojas, porque más bien veía
cómo cada uno de ustedes se dedicó a
hacerme cruel la muerte que se Me
daba en cada instante por las ofensas cuyo
rescate He pagado por entero.
Quiero que se conozca una vez más cómo amé
a todos los hombres en
aquella hora de abandono y de tristeza sin
nombre...
PARTE 1.4: JESÚS INSTITUYE LA EUCARISTÍA
l deseo de que las almas estén limpias
cuando Me reciben en el
Sacramento del amor, Me llevó a lavar los
pies a Mis Apóstoles. Lo
hice también para representar el
Sacramento de la penitencia, en el que las
almas que han tenido la desgracia de caer
en el pecado, puedan lavarse y
recobrar su perdida blancura.
N
E
11
2) Al lavarles los pies, quise enseñar a las almas que tienen
trabajos
apostólicos, a humillarse y a tratar con
dulzura a los pecadores y a todas
las almas que les están confiadas.
3) Me envolví con un lienzo para enseñarles que, para obtener éxito
con las
almas, hay que ceñirse con la
mortificación y la propia abnegación. Quise
que aprendan la mutua caridad y cómo se
deben lavar las faltas que se
observan en el prójimo, disimulándolas y
excusándolas siempre sin
divulgar jamás los defectos ajenos. El
agua que eché sobre los pies de Mis
Apóstoles, era reflejo del celo que
consumía Mi corazón en deseos de la
salvación de los hombres.
4) En aquel momento era infinito el amor que sentía por los hombres y
no
quise dejarlos huérfanos... Para vivir con
ustedes hasta la consumación de
los siglos y demostrarles Mi amor, quise
ser su aliento, su vida, su sostén,
¡su todo! Entonces vi a todas las almas
que, en el transcurso de los siglos,
habían de alimentarse de Mi Cuerpo y de Mi
Sangre y todos los efectos
divinos que este alimento produciría en
muchísimas almas...
5) En muchas almas, esa Sangre Inmaculada engendraría la pureza y la
virginidad. En otras, encendería la llama
del amor y el celo. ¡Muchos
mártires de amor se agrupaban en aquella
hora ante Mis ojos y en Mi
Corazón! ¡Cuántas otras almas, después de
haber cometido muchos y
graves pecados, debilitadas por la fuerza
de las pasiones, vendrían a Mí
para renovar su vigor con el Pan de los
fuertes!
6) Cómo quisiera hacer conocer los sentimientos de Mi Corazón a todas
las
almas. Cuánto deseo que sepan el amor que
sentía por ellas cuando, en el
Cenáculo, instituí la Eucaristía. Nadie
podría penetrar los sentimientos de
Mi Corazón en aquellos momentos.
Sentimientos de amor, de gozo, de
ternura... Más, inmensa fue también la
amargura que invadió Mi Corazón.
7) ¿Eres acaso un buen terreno para la construcción de un magnífico
edificio? Sí y no... Sí, por los dones que
te He hecho desde tu nacimiento.
No, por el uso que has hecho de ellos.
¿Piensas que tu terreno es el
adecuado en proporción a la estructura del
edificio que Yo levanto? ¡Oh,
es mezquino! Entonces Mis cálculos, a
pesar de todos los elementos
12
contrarios que existen en tí, no fallarán,
porque es Mi arte escoger lo que
es pobre al intento que Me propongo. Yo
jamás Me equivoco porque uso
arte y amor. Construyo activamente sin que
tú te percates. Tu mismo deseo
de saber lo que estoy haciendo Me sirve
para probarte que nada puedes y
nada sabes sin que Yo lo quiera...
8) Es tiempo de trabajar, no Me pidas nada porque hay alguien que
piensa
en tí.
9) Quiero decir a Mis almas la amargura, el tremendo dolor que
llenaba Mi
Corazón esa noche. Si bien era grande Mi
alegría de hacerme compañero
de los hombres hasta el fin de los siglos
y Alimento divino de las almas, y
veía cuántas Me rendirían homenaje de
adoración, de amor, de reparación,
no fué poca la tristeza que Me ocasionó el
contemplar a todas aquellas
almas que habrían de abandonarme en el
Sagrario y cuántas dudarían de
Mi presencia en la Eucaristía.
10) ¡En cuántos corazones manchados, sucios y completamente
desgarrados
por el pecado tendría que entrar y cómo Mi
carne y Mi Sangre,
profanadas, se convertirían en motivo de
condenación para muchas almas!
Tú no puedes comprender la forma en la
cual contemplé todos los
sacrilegios, ultrajes y tremendas
abominaciones que se cometerían contra
Mí... Las muchísimas horas que iría a
pasar sólo en los Sagrarios. ¡Cuántas
noches largas! ¡Cuántos hombres
rechazarían los amorosos llamados que
les dirigiría!
11) Por amor a las almas, permanezco prisionero en la
Eucaristía, para que
en sus dolores y pesares vayan a
consolarse con el más tierno de los
corazones, con el mejor de los padres, con
el más fiel amigo. Pero ese
amor, que se consume por el bien de los
hombres, no va a ser
correspondido.
12) Moro en medio de los pecadores para ser su salvación y su
vida, su
médico y su medicina; y ellos, en cambio,
pese a su naturaleza enferma se
alejan de Mi, Me ultrajan y Me desprecian.
13) ¡Hijos Míos, pobres pecadores! No se alejen de Mí, los
espero noche y
día en el Sagrario. No voy a reprochar sus
crímenes. No voy a echarles en
13
cara sus pecados. Lo que haré será
lavarlos con la Sangre de Mis llagas.
No teman, vengan a Mí. ¡No saben cuánto
los amo!
14) Y ustedes, almas queridas, ¿por qué están frías e
indiferentes a Mi
amor? Sé que tienen que atender las
necesidades de su familia, de su casa
y del mundo que los solicita sin cesar.
Pero, ¿no tendrán un momento para
venir a darme prueba de su amor y de su
gratitud? No se dejen llevar de
tantas preocupaciones inútiles y reserven
un momento para venir a visitar
al Prisionero del amor. Si su cuerpo está
enfermo, ¿no pueden encontrar
unos minutos para buscar al Médico que
debe curarlos? Vengan a quien
puede devolverles las fuerzas y la salud
del alma... Den una limosna de
amor a este Mendigo divino que los llama,
los desea y los espera.
15) Estas palabras producirán en las almas el efecto de una
gran realidad.
Penetrarán en las familias, en las
escuelas, en las casas religiosas, en los
hospitales, en las prisiones, y muchas
almas se rendirán a Mi amor. Los
más grandes dolores Me vienen de las almas
sacerdotales y religiosas.
16) En el instante de instituir la Eucaristía, vi a todas las
almas
privilegiadas que se alimentarían con Mi
Cuerpo y con Mi Sangre, y los
efectos producidos en ellas.
17) Para algunas, Mi Cuerpo sería remedio a su debilidad; para
otras, fuego
que llegaría a consumir sus miserias,
inflamándolas con amor. ¡Ah!... Esas
almas reunidas ante Mi, serán un inmenso
jardín en el cual cada planta
produce diferente flor, pero todas me
recrean con su perfume... Mi Cuerpo
será el sol que las reanime. Me acercaré a
unas para consolarme, a otras
para ocultarme, en otras descansaré. ¡Si
supieran, almas amadísimas, cuán
fácil el consolar, ocultar y descansar a
todo un Dios!
18) Este Dios que los ama con amor infinito, después de
librarlos de la
esclavitud del pecado, ha sembrado en
ustedes la gracia incomparable de
la vocación religiosa, los ha traído de un
modo misterioso al jardín de sus
delicias. Este Dios, Redentor suyo, se ha
hecho su Esposo. El mismo los
alimenta con Su Cuerpo purísimo y con Su
Sangre apaga su sed. En Mí
encontrarán el descanso y la felicidad.
14
19) ¡Ay, hijita! ¿Porqué tantas almas, después de haberlas
colmado de
bienes y de caricias, han de ser motivo de
tristeza para Mi Corazón? ¿No
Soy siempre el mismo? ¿Acaso He cambiado
para ustedes?... ¡No! Yo no
cambiaré jamás y, hasta el fin de los
siglos, los amaré con predilección y
con ternura.
20) Sé que están llenos de miserias, pero esto no me hará
apartar de ustedes
Mis miradas más tiernas y con ansia los
estoy esperando, no sólo para
aliviar sus miserias, sino también para
colmarlos de Mis beneficios.
21) Si les pido amor, no Me lo nieguen; es muy fácil amar al
que es el
Amor mismo. Si les pido algo caro a su
naturaleza, les doy juntamente la
gracia y la fuerza necesaria para que sean
Mi consuelo. Déjenme entrar en
sus almas y, si no encuentran en ellas
nada que sea digno de Mi, díganme
con humildad y confianza: “Señor, ya ves
los frutos que produce este
árbol, ven y dime qué debo hacer para que,
a partir de hoy, broten los
frutos que Tu deseas”.
22) Si el alma Me dice ésto con verdadero deseo de probarme su
amor, le
responderé: Alma querida, deja que Yo
mismo cultive tu amor...
23) ¿Sabes los frutos que obtendrás? La victoria sobre tu carácter
reparará
ofensas, expiará faltas. Si no te turbas
al recibir una corrección y la
acepatas con gozo, obtendrás que las almas
cegadas por el orgullo se
humillen y pidan perdón.
24) Esto es lo que haré en tu alma si Me dejas trabajar
libremente. No
florecerá en seguida el jardín, sino que
darás gran consuelo a Mi
Corazón...
25) Todo ésto se Me pasó delante cuando instituí la Eucaristía
y me encendí
en ansias de alimentar a las almas. No iba
a quedarme en la tierra para
vivir con los seres perfectos sino para
sostener a los débiles y alimentar a
los niños... Yo los haría crecer y
robustecería sus almas, descansaría en sus
miserias y sus buenos deseos Me
consolarían.
26) Pero, entre Mis elegidos hay algunas almas que Me ocasionan
pena.
¿Perseverarán todas?... Este el grito de
dolor que se escapa de Mi
Corazón; éste es el gemido que quiero que
oigan las almas.
15
27) El Amor eterno está buscando almas que digan nuevas cosas a
cerca de
las antiguas verdades ya conocidas. El
Amor infinito quiere crear, en el
seno de la humanidad, un tribunal, no de
Justicia sino de pura
Misericordia. Por eso se multiplican los
mensajes en el mundo. Quien los
comprende admira sus obras, se aprovecha
de ellos y hace que los demás
también se aprovechen. El que no entiende,
sigue siendo esclavo del
espíritu que muere y condena.
28) A estos últimos dirijo Mi Palabra de condena, porque
entorpecen la
Obra Divina y se convierten en cómplices
del maligno.
29) ¿Que astucia produce presión en sus mentes de niños cuando
condenan,
encubren, reprimen lo que procede, no de
míseras criaturas, sino del
Creador? A los que he llamado pequeños
revelo Mi sabiduría que, en
cambio, oculto a los soberbios...
30) Alma, deja que Me derrame en ti; has de válvula de Mi
Corazón,
porque no falta alguien que comprime Mi
Amor...
PARTE 1.5: JESÚS HACE LA VOLUNTAD
DEL PADRE
e Mi Pasión quiero que consideres, sobre
todo, la amargura que me
causó el conocer los pecados que,
oscureciendo la mente del hombre,
lo llevan a las aberraciones. Estos
pecados se admiten, la mayoría de las
veces, como fruto de una natural
conveniencia a la cual se dice, no puede
oponerse la propia voluntad. Hoy, muchos
viven con graves pecados
culpando a otros o al destino, sin posibilidad
de salir de ellos. Esto ví en
Getsemaní y conocí el gran mal que
absorbería Mi Alma. ¡Cuantos se
pierden así y cómo sufrí por ellos!
2) Así enseñé a Mis Apóstoles, con Mi ejemplo, a soportarse
mutuamente,
lavándoles los pies y haciéndome su
Alimento. Se acercaba la hora para la
que el Hijo de Dios se había hecho hombre
y Redentor del género
humano; iba a derramar Su Sangre y a dar
Su Vida por el mundo.
3) En esa hora quise ponerme en oración y entregarme a la Voluntad de
Mi
Padre... Fue entonces que Mi Voluntad como
hombre venció la natural
D
16
resistencia al gran sufrimiento preparado
para Mi por Nuestro Padre, tal
ves más adolorido que Yo mismo. Entonces
entregué, entre aquellas almas
perdidas, Mi propia Alma para reparar lo
que ya venía viciado. Mi
Omnipotencia lo puede todo, pero quiere un
mínimo sobre lo cual añadir
de lo otro; y este mínimo Yo mismo lo
ofrezco y con infinito amor.
4) Mi Pasión... ¡Qué abismo de amargura encerró en sí!
5) ¡Qué equivocadamente lejos está aquel que cree conocerla, tan sólo
por
que piensa en los terribles sufrimientos
de Mi Cuerpo!...
6) Hija Mía, te He reservado otros cuadros de las tragedias íntimas
que viví
y deseo compartir contigo, porque eres de
aquellos que el Padre Me
concedió en el Huerto.
7) ¡Almas queridas! Aprendan de su Modelo que la única cosa
necesaria,
aunque la naturaleza se rebele, es
someterse con humildad y entregarse
para cumplir la Voluntad de Dios.
8) También quise enseñar a las almas que toda acción importante debe
ir
prevenida y vivificada por la oración,
porque en ella se fortifica el alma
para lo más difícil y Dios se comunica a
ella y le aconseja e inspira, aún
cuando el alma no lo sienta.
9) Me retiré al Huerto con tres de Mis Discípulos, para enseñarles
que las
tres potencias del alma deben acompañarlos
y ayudarlos en la oración.
10) Recuerden, con la memoria, los beneficios divinos, las
perfecciones de
Dios: Su Bondad, Su Poder, Su
Misericordia, el Amor que les tiene.
Busquen después, con el entendimiento,
cómo podrán corresponder a las
maravillas que Ha hecho por ustedes...
Dejen que se mueva su voluntad a
hacer por Dios, lo más y lo mejor, a
consagrarse a la salvación de las
almas, ya sea por medio de sus trabajos
apostólicos, ya por su vida
humilde y oculta, en su retiro y silencio
por medio de la oración.
11) Póstrense humildemente como criaturas en presencia de su
Creador y
adoren Sus designios sobre ustedes, sean
cuales fueren, sometiendo su
voluntad a la Divina.
17
12) Así Me ofrecí Yo para realizar la obra de la Redención del
mundo. ¡Ah!
Qué momento aquel en el cual sentí venir
sobre Mi todos los tormentos
que había de sufrir en Mi Pasión: las
calumnias, los insultos, los azotes,
los puntapiés, la corona de espinas, la
sed, la Cruz...
13) Todo aquello pasó ante Mis Ojos al mismo tiempo que un
dolor intenso
lastimaba Mi Corazón; las ofensas, los
pecados y las abominaciones que
se cometerían en el transcurso de los
siglos; y no solamente los vi, sino
que Me sentí revestido de todos esos horrores
y así me presenté a Mi
Padre Celestial para implorar
Misericordia.
14) Hijita Mía, Me ofrecí como un lirio para calmar Su cólera y
aplacar Su
ira. Sin embargo, con tantos crímenes y
tantos pecados, Mi naturaleza
humana experimentó una agonía mortal, al
punto de sudar sangre.
15) ¿Será posible que esta angustia y esta Sangre sean inútiles
para tantas
almas?... Mi Pasión fue orígen de Mi amor.
Si Yo no hubiese querido,
¿quién habría podido tocarme? Yo lo quise
y, para hacer ésto, Me serví de
los más crueles entre los hombres.
16) Antes de sufrir, conocía en Mí mismo todo sufrimiento y
podía
evaluarlo enteramente. En cambio, cuando
quise padecer, además de pleno
conocimiento y valoración, tuve la
sensación humana de todos los
sufrimientos; Yo los tomé todos.
17) Hablando de Mi Pasión, no puedo pormenorizar tanto. Otras
veces lo
He hecho y ustedes no pueden comprenderlo,
debido a que su naturaleza
humana no alcanzaría a comprender la
desmesurada extensión de los
dolores que He sufrido.
18) Sí, Yo los ilumino, pero Me quedo en un límite, más allá
del cual no
pueden avanzar. Sólo a Mi Madre le hice
conocer todas Mis cosas; por eso
las sufrió más que todos.
19) Pero hoy el mundo deberá conocer más de lo que hasta ahora
le He
concedido, porque Mi Padre así lo quiere.
Por ello, en Mi Iglesia florece
un rayo de amor a todo el conjunto de las
vicisitudes que, desde el huerto
Me llevaron al Calvario. Más que a otro,
manifiesto a los amados que tuve
en el Huerto, Mi Pasión. Ellos pueden
mencionar algo que se adapte a la
18
mente de los actuales caminantes. Y si
pueden, deben hacerlo. Por eso,
escribe todo cuanto te digo, pequeña, para
tí y para muchos otros, en alivio
de las almas y para gloria de la Trinidad,
que quiere que se sepan los
sufrimientos Míos en Getsemaní.
20) Mi alma está triste hasta la muerte. Mientras
la tristeza del mal físico
podría llegar a ser causa de muerte, la
del espíritu que quise experimentar,
consistió en la ausencia completa del
influjo de la Divinidad y en la
presencia desgarradora de las causas de Mi
Pasión.
21) En Mi Espíritu, que agonizaba, estaban realmente presentes
todos los
motivos que Me impulsaron a traerles el
amor a la tierra.
Primero, las
ofensas hechas contra Mi Divinidad
sufriente de hombre, con el
conocimiento propio de Dios. No puedes
encontrar semejanza a este
género de sufrimiento, porque el hombre
que peca comprende, con Mi luz,
la parte que le corresponde y muchas
veces, imperfectamente, no ve cómo
es el pecado delante de Mí. Por eso es
claro que sólamente Dios puede
conocer lo que es una ofensa hecha a El.
22) Sin embargo, la Humanidad debía poder ofrecer a la
Divinidad un pleno
conocimiento y el verdadero dolor y
arrepentimiento; y puedo hacerlo
todas las veces que quiera, ofreciendo
precisamente Mi conocimiento que
Ha obrado en Mí, Hombre, con la
humanización de la ofensa de Dios.
23) Este fué Mi deseo: que el pecador arrepentido, por Mi
medio, tuviese
cómo presentar a su Dios el conocimiento
de la ofensa cometida y que Yo,
en Mi Divinidad, pudiese acoger del hombre
también la comprensión
plena de la que ha hecho contra Mí.
24) Basta por hoy. No sabes cuánto Me consuelas cuando te
entregas a Mí
con entero abandono... No todos los días
puedo hablar a las almas...
¡Déjame que para ellas te diga Mis
secretos!... ¡Déjame que aproveche tus
días y tus noches!
25) Estaba triste hasta la muerte, porque veía en todo lado el
cúmulo
enorme de las ofensas cometidas y, si por
uno experimentaba una muerte
sin parangón, ¿qué habré experimentado por
el conjunto de todas las
culpas? “Triste está Mi alma hasta la
muerte”... de una tristeza que Me
19
produjo el abandono de toda fuerza; de una
tristeza que tenía por centro la
divinidad hacia la cual —en Mí— convergía
la marea de las culpas y el
hedor de las almas corroídas de todo tipo
de vicios. Por eso, al mismo
tiempo era blanco y flecha. Como Dios,
blanco; como hombre, flecha; en
cuanto había absorbido todo el pecado al
punto de aparecer, delante de Mi
Padre, como el único ofensor. Mayor
tristeza que esta no podía haber y la
quise recoger toda, por el amor del Padre,
por la Misericordia a todos
ustedes.
26) En vano gira la mirada del hombre sobre el significado de
estas
palabras, que comprenden todo Mi ser de
Dios y de Hombre, si no se fija
en este punto. Mírenme, así, en esta
gigantesca prisión de espíritu. ¿No
merezco amor, si tanto luché y sufrí? ¿No
merezco que la criatura se valga
de Mí como de cosa propia, sabiendo que Me
doy a ella enteramente, sin
ninguna reserva? Tomen todos de Mí fuente
inagotable de bien, ¡tomen!
Yo les ofrezco Mi tristeza en el Huerto;
dénme la tristeza suya, todas sus
tristezas; quiero hacer de ellas un manojo
de violetas, cuyo perfume sea
constante orientación hacia Mi Divinidad.
27) “Padre, si es posible aleja de Mí este Cáliz. Pero no se
haga Mi
voluntad sino la Tuya.” Dije así en el
colmo de la amargura, cuando el
peso que gravitaba sobre Mí se había hecho
tan sangriento que Mi alma se
encontraba en la más inverosímil
oscuridad. Se lo dije al Padre porque, al
asumir toda culpa, Me presentaba delante
Suyo como el único pecador,
contra el cual se descargaba toda Su
Divina Justicia. Y, sintiéndome
privado de Mi Divinidad, sólo la humanidad
aparecía delante de Mí.
28) Quítame, oh Padre esta amarguísimo Cáliz que Me presentas y
que, al
venir a este mundo, sin embargo, lo acepté
por Tu amor. He llegado a un
punto en que no Me reconozco ni a Mí
mismo. Tú, oh Padre, Has hecho
del pecado como una heredad Mía y esto
hace insoportable Mi presencia
delante de Ti, que Me amas. La ingratitud
de los seres humanos Me es ya
conocida pero, ¿cómo soportaré verme solo?
¡Dios Mío, ten piedad de la
gran soledad en que Me encuentro! ¿Por qué
hasta Tú quieres dejarme tan
abandonado? ¿Qué ayuda encontraré entonces
en tanta desolación? ¿Por
qué también Tú Me golpeas así? Y sí Me
privas de Ti, Yo siento que bajo a
20
un abismo tal que no alcanzo a reconocer
Tu mano en una situación tan
trágica. La sangre que sale de todo Mi
Cuerpo Te da testimonio de Mi
aniquilamiento bajo Tu poderosa mano...
29) Así lloré; así Me fuí abajo. Pero luego proseguí: Es justo,
Padre Santo,
que Tú hagas de Mí todo lo que quieres. Mi
vida no es Mía, Te pertenece
toda. Quiero que no se haga Mi voluntad
sino la Tuya. He
aceptado una
muerte de Cruz; acepto también la muerte
aparente de Mi Divinidad.
30) Es justo. Todo esto debo darte y, antes de todo, debo
ofrecerte el
holocausto de la Divinidad que, sin
embargo, Me une a Ti. Sí, Padre,
confirmo, con la Sangre que ves, Mi
donación; confirmo, con la Sangre,
Mi aceptación: hágase Tu voluntad, no la
Mía...
PARTE 1.6: JESÚS BUSCA A SUS DISCÍPULOS,
QUE ESTÁN DORMIDOS
ese a todo, el enorme peso y el cansancio
atroz, unidos al sudor de
Sangre, Me habían golpeado de tal modo
que, al ir a buscar a Mis
Apóstoles, Me sentí tremendamente
fatigado.
2) ¡Pedro, Juan, Santiago! ¿Dónde están, que no los veo alertas?
¡Despierten, observen Mi rostro, vean cómo
tiembla Mi cuerpo en esta
turbación que experimento!
3) ¿Por qué duermen? ¡Despierten y oren Conmigo, porque Yo He sudado
Sangre por ustedes!
4) Pedro, discípulo elegido, ¿no te importa Mi Pasión?... Santiago, a
tí te
He dado tanta preferencia: ¡Mírame y
acuérdate de Mí! Y tú, Juan, ¿por
qué te dejas sumir en el sueño con los
otros? Tú puedes aguantar más que
ellos... ¡No duermas, vela y ora Conmigo!
5) He aquí lo que obtuve: buscando un consuelo, hallé un amargo
desconsuelo. Ni siquiera ellos están
Conmigo. ¿Dónde más iré?... Es
verdad, Mi Padre Me da sólo lo que Yo supe
pedirle, a fin de que el Juicio
de toda la humanidad cayese sobre Mí.
Padre Mío, ¡ayúdame! Tú lo
puedes todo, ¡ayúdame!
P
21
6) Volví a orar como un hombre al que se le han hundido todas las
esperanzas y que busca de lo alto
comprensión y consuelo. Pero, ¿qué
podía hacer Mi Padre si Yo había elegido
libremente pagar por todo? Mi
elección no había cambiado. Sin embargo,
la resistencia natural había
llegado a un grado tan excesivo, que Mi
humanidad estaba abrumada. De
nuevo, Me desplomé con el rostro en tierra
por la vergüenza de todos sus
pecados; de nuevo pedí a Mí Padre que
alejase de Mí aquel Cáliz. Pero El
Me respondió que si Yo no lo bebía, sería
como si no hubiese venido al
mundo y que Me consolase porque muchas criaturas
participarían de Mis
agonías en el huerto.
7) Respondí: Padre, no se haga Mi voluntad sino la Tuya. Este Angel
Me
ha asegurado de Tu amor y la breve alegría
que Me Has enviado, ha hecho
buena obra hasta en Mi resistencia
natural. Dame Mis criaturas, las que He
redimido. Tómalas Tú mismo porque por Tí
Yo lo acepto. Quiero verte
contento, Te ofrezco todos Mis
sufrimientos y Mi inmutable voluntad que,
de veras, no está en desacuerdo con la
Tuya, porque siempre Hemos sido
una sola cosa... Padre, Estoy destrozado,
pero así Nuestro amor será
conocido. ¡Hágase Tu Voluntad, no la Mía!
8) Volví a despertar a los Discípulos, pero los rayos de la Divina Justicia
habían dejado en Mí surcos indelebles...
Se llenaron de espanto al verme
desquiciado y quien más sufrió fue Juan.
Yo, mudo... ellos, aturdidos...
Sólo Pedro tuvo el valor de hablar. ¡Pobre
Pedro, si hubiera sabido que
una parte de Mi agitación había sido
desencadenada por él!...
9) Había llevado a Mis tres amigos para que Me ayudasen, compartiendo
Mi angustia; para que hiciesen oración
Conmigo; para descansar en ellos,
en su amor... ¿Cómo describir lo
experimentado cuando los ví dormidos?
10) Aún hoy, cuánto sufre Mi Corazón; y queriendo hallar alivio
en Mis
almas, Voy a ellas y las encuentro
dormidas. Más de una vez, cuando quise
despertarlas y sacarlas de sí mismas, de
sus preocupaciones, Me contestan
—si no con palabras, con obras: “ahora no
puedo, estoy demasiado
cansada, tengo mucho que hacer, ésto me
perjudica la salud, necesito un
poco de tiempo, quiero algo de paz.”
22
11) Insisto y digo suavemente a esa alma: No temas; si dejas
por Mí ese
descanso, Yo te recompensaré. Ven a orar
Conmigo, ¡tan sólo una hora!
¡Mira, que en este momento es cuando te
necesito! ¿Si te detienes, ¿ya se
te hará tarde? ¡Cuántas veces oigo la
misma respuesta!
12) Pobre alma, no has podido velar una hora Conmigo. Dentro de
poco
vendré y no Me oirás, porque estás
dormida... Querré darte la Gracia pero,
como duermes, no podrás recibirla y,
¿quién te asegura que tendrás
después fuerza para despertar?... Es fácil
que, privada de alimento, se
debilite tu alma y no puedas salir de ese
letargo.
13) A muchas almas las ha sorprendido la muerte en medio de un
profundo
sueño y, ¿dónde y cómo han despertdo?
14) Almas queridas, deseo enseñarles también cuan inútil y vano
es querer
buscar alivio en las criaturas. ¡Cuántas
veces están dormidas y, en vez de
encontrar el alivio que voy a buscar en
ellas, salgo con amargura porque
no corresponden a Nuestros deseos ni a
Nuestro amor.
15) Cuando oré a Mi Padre y pedí ayuda, Mi alma triste y
desamparada
padecía angustias de muerte. Me sentí
agobiado con el peso de las más
negras ingratitudes.
16) La Sangre que brotaba de todos los poros de Mi Cuerpo y que
dentro de
poco saltaría de todas Mis heridas, sería
inútil para el gran número de
almas que se perderían. ¡Muchísimas Me
ofenderían y muchas no Me
conocerían! Después derramaría Mi Sangre
por todos y Mis méritos serían
aplicados a cada uno de ellos ¡Sangre
Divina! ¡Méritos infinitos!... Y sin
embargo, inútiles para tantas y tantas
almas...
17) Pero entonces ya iba al encuentro de otras cosas y Mi
voluntad estaba
inclinada al cumplimiento de Mi Pasión.
18) Hombres: si Yo sufrí, no ha sido ciertamente sin fruto y
tampoco sin
motivo. El fruto que He obtenido ha sido
la Gloria y el Amor. Toca ahora a
ustedes, con Mi ayuda, demostrarme que
aprecian Mi obra.
23
19) ¡No Me canso jamás! ¡Vengan a Mí! Vengan a Quien vibra de
amor por
ustedes y que sólo sabe darles el
verdadero amor, que reina en el cielo y
que los transforma ya en la tierra.
20) Almas que prueban Mi sed: beban en Mi Cáliz amargo y
glorioso,
porque les digo que algunas gotas de este
Cáliz quiere el Padre reservar
justamente para ustedes. Piensen que estas
pocas gotas Me fueron
sustraídas y luego, si creen, díganme que
no las quieren. Yo no He puesto
límites y tampoco ustedes. Yo fui abatido
sin piedad; ustedes deben, por
amor, dejar que Yo abata su amor propio.
21) Yo Soy Quien obra en ustedes, así como Mi Padre obró en Mí,
en
Getsemaní.
22) Yo Soy El que hago sufrir para que un día tengan que
alegrarse. Sean
por un tiempo dóciles; sean dóciles a
imitación Mía, porque ésto los ayuda
mucho y Me complace mucho. No pierdan nada,
antes bien, adquieran el
amor. ¿Cómo podría en efecto permitir que
Mis amados sufran pérdidas
reales, mientras pretenden demostrarme
amor?
23) Yo los aguardo. Estoy siempre a la espera; no Me cansaré.
Vengan a Mí;
vengan así como son. Eso no tiene importancia,
con tal que vengan.
Entonces verán que enjoyaré su frente con
aquellas gotas de Sangre que
derramé en Getsemaní, porque esas gotas
son suyas, si las quieren. Ven,
Alma, ven a Jesús que te llama.
24) Yo dije: Padre Mío; no dije: Dios Mío; y es que Quiero
enseñarles que,
cuando su corazón sufre más, deben decir:
Padre mío, y pedirle alivio.
Expónganle sus sufrimientos, sus temores
y, con gemidos, recuérdenle que
son Sus hijos. ¡Díganle que su alma no
puede más! Pidan con confianza de
hijos y esperen, que su Padre los aliviará
y les dará la fuerza necesaria
para pasar esta tribulación suya y de las
almas que les están confiadas.
25) Este es el Cáliz que acepté y apuré hasta la última gota.
Todo por
enseñarles, hijos queridos, a no volver a
creer que los sufrimientos son
inútiles. Si no ven el resultado que
siempre lograrán, sometan su juicio y
dejen que la Voluntad Divina se
cumpla en ustedes.
24
26) Yo no retrocedí. Al contrario, sabiendo que era en el
Huerto donde
habrían de prenderme, permanecí allí, no
quise huír de Mis enemigos...
27) Hija Mía, deja que Mi Sangre riegue y fortalezca esta noche
la raíz de
tu pequeñez.
PARTE 1.7: JESÚS ES ENTREGADO POR JUDAS
espués de haber sido confortado por el
enviado de Mi Padre, ví que
Judas se acercaba a Mí, seguido de todos
quienes habrían de
apresarme. Llevaban cuerdas, piedras,
palos... Me adelanté y les dije: ¿A
quién buscan? Mientras que Judas, con la
mano sobre Mi hombro, Me
besó...
2) Cuántas almas Me han vendido y Me venderán por el vil precio de un
deleite, de un placer momentáneo y
pasajero... Pobres almas que buscan a
Jesús, como los soldados.
3) Almas a quienes amo; ustedes que vienen a Mí, que Me reciben en su
pecho, que Me dirán muchas veces que Me
aman... ¿No Me entregarán
cuando salgan luego de recibirme? En los
lugares que frecuentan, hay
piedras que Me hieren: son conversaciones
que Me ofenden y ustedes, que
Me han recibido hoy, pierden allí la
blancura preciosa de la Gracia.
4) ¿Por qué Me entregan así almas que Me conocen y que en más de una
ocasión se glorian de ser piadosas y
ejercer la caridad? Cosas todas que en
verdad podrían hacerles adquirir grandes
méritos más... ¿Qué son para
ustedes sino un velo que cubre su delito
de atesorar bienes en la tierra?
5) ¡Velen y oren! Luchen sin descansar y no dejen que sus malas
inclinaciones y defectos lleguen a ser
habituales...
6) Miren, que hay que segar la hierba todos los años y quizá en las
cuatro
estaciones; que la tierra hay que labrarla
y limpiarla, hay que mejorarla y
cuidar de arrancar las malas hierbas que
en ella brotan.
7) El alma también hay que cuidarla con mucho esmero y las tendencias
torcidas hay que enderezarlas.
D
25
8) No piensen que el alma que Me vende y que se entregó al pecado
grave,
empezó por una falta grave. Generalmente,
las grandes caídas empezaron
por poca cosa: un gusto, una debilidad, un
consentimiento ilícito, un placer
no prohibido pero poco conveniente... Así,
el alma se va cegando,
disminuye la gracia, se robustece la pasión
y, por último, vence.
9) Entiendan esto: Si es triste recibir una ofensa y una ingratitud
de
cualquier alma, lo es mucho más cuando
viene de Mis almas escogidas y
más amadas. Sin embargo, otras pueden
reparar y consolarme.
10) Almas que He escogido para hacer de ustedes el lugar de Mi
descanso,
el jardín de Mis delicias, espero de
ustedes mucho mayor ternura, mucha
más delicadeza, mucho más amor.
11) De ustedes espero que sean el bálsamo que cicatrice Mis
heridas, que
limpien Mi rostro afeado y manchado... Que
Me ayuden a dar luz a tantas
almas ciegas que en la oscuridad de la noche Me prenden y Me
atan para
darme muerte.
12) No Me dejen solo... ¡Despierten y vengan porque ya llegan
Mis
enemigos!
13) Cuando se acercaron los soldados, les dije: ¡Yo Soy! Esta
misma
palabra repito ahora al alma que está
próxima a ceder a la tentación: “Yo
Soy”, aún es tiempo y, si quieres, te
perdonaré; y en vez de atarme tú con
las cuerdas del pecado, Soy Yo El que te
ataré con las ligaduras del amor.
14) Ven, Yo Soy El que Te ama y El que te tiene tanta compasión
de tu
debilidad, El que está esperándote con
ansia para recibirte en Sus brazos.
15) El episodio de Mi captura, bien examinado, tiene mucha
importancia.
Si Pedro no daba ese golpe a Malco, Yo no
habría tenido ocasión de llamar
la atención de ustedes sobre el método que
deseo tengan al combatir por
Mí.
16) Entonces Me serví de un proverbio para amonestar a Pedro y
restituí a
Malco su oreja, porque no Me gusta la
violencia, siendo Yo el Señor de la
libertad. Pero noten que, además de hacer
esto, expresé a Pedro el firme
26
deseo de que se cumpliera Mi Pasión y lo
hice reflexionar que, si quería, el
Padre podía hacerme defender por Mis
ángeles.
17) ¿Ven cuantas cosas en un sólo episodio? Pero, lo principal,
es
justamente la lección que He debido dar a
todos ustedes en el combate
contra sus enemigos. Quien se Me asemeja
lo hace así: se deja conducir
donde quieren los que lo rodean, porque su
fuerza la tendrá en momentos
que no son los buscados por el mundo (el
hombre), por la experiencia
humana, por la astucia del amor propio.
18) No, quien es semjante a Mí encontrará, recibirá fuerzas
desconocidas
pero vigorosas para dominar a sus
dominadores, permaneciendo en el sitio
en que es colocado. Mi verdadero discípulo
hace las cosas más
inverosímiles, sin interrumpir en lo
mínimo Mi designio para él. El mundo
se complace en singularidades, en
sobresalir y demostrar la propia
superioridad. Este es el espíritu que Yo
He combatido y vencido. Por eso
les dije que cobren ánimo, porque
habiéndolo Yo vencido, ese mundo no
puede ahora hacer nada que corte su unión
Conmigo, con tal que ustedes
no se unan a él, porque entonces tendrían
que sufrir las consecuencias, con
el agravante que, como Yo Me opongo a su
victoria con las armas del
mundo, muchas veces tendrán como
contrarios al mundo y a Mí; al mundo
por su amor propio y a Mí por su puro
amor, por amor a su verdadero
bien.
19) Por tanto, no a los golpes de Pedro a las orejas de sus
enemigos, sin
plena aceptación del caliz que les
ofrezco, en los cuales deben ver Mi
voluntad, como Yo vi la de Mi Padre cuando
dije al amado Pedro: ¿No
quieres que beba el caliz que Me da Mi
Padre?
20) Mediten en Mi Pasión siempre, pero penetren en lo íntimo de
Mi
Espíritu y obtengan las impresiones que
son saludables y que los incitan a
imitarme. Naturalmente, Soy Yo quien obra
en ustedes estas cosas, pero
ustedes deben poner su empeño y luego
tendrán lo que Yo digo.
21) ¡Ah! Si el hombre comprendiese este rasgo de Mi Pasión.
¡Cuanto más
fácil sería ceder y revivir Mi Vida!
27
22) Anímense, hijitos Míos, todo es cuestión de amor, no de
otra cosa; del
amor y la obra Mía que quiero
llevar a cabo en ustedes; y de amarme
siempre más. Dejen de razonar a la manera
humana; abran la mente al
mundo Mío, al que Yo tengo con ustedes.
¡Esto es importante!
23) Ustedes son Míos por tres motivos: porque los creé de la
nada, porque
los redimí y porque recibirán parte de Mi
Corona de Gloria. Por eso deben
pensar que Yo cuido de ustedes, por estos
tres motivos, y no podría
desinteresarme nunca de quien He creado,
de quien He rescatado y de
quien debe ser Mi Gloria.
24) Tu estás impulsado a este camino y deberás recorrerlo todo
y, como fué
para Mí, no sólo servirá para tí, sino
también para muchos de tus
hermanos que deben recibir de Mí, por tu
medio, Gracia y Vida.
25) Avanza, porque Yo Me complazco en ello; aprende, porque el
amor
quiere poseerte por completo.
26) Te doy Mi bendición, llena de promesa. Se las Doy con el
poder de que
gozo como hombre; poder que es suyo; gozo
que premiaré con el premio
que confirmará Mi infinito amor por
ustedes.
27) Había llegado Mi hora; la hora en la que debía consumar el
sacrificio, y
Me entregué a los soldados con la
docilidad de un cordero.
PARTE 1.8: JESÚS ES LLEVADO ANTE CAIFÁS
e llevaron ante Caifás, donde Me
recibieron con burlas y con
insultos. Uno de sus soldados Me dió una
bofetada. Era la primera
que recibía y en ella ví el primer pecado
mortal de muchas almas que,
después de vivir en gracia, cometerían ese
primer pecado... Cuántos otros
detrás de ese primer pecado, sirviendo de
ejemplo para que otras almas
también los cometan.
2) Mis Apóstoles Me abandonaron y Pedro se quedó oculto detrás de un
cerco, en medio de la servidumbre,
espiando, movido por la curiosidad.
3) Conmigo sólo habían hombres tratando de acumular delitos contra
Mí;
culpas que pudieran encender más la cólera
de jueces tan inícuos. Allí ví
M
28
los rostros de todos los demonios, de
todos los ángeles malos. Me
acusaron de perturbar el orden, de
instigador, de falso profeta, de
blasfemo, de profanar el día sábado y los
soldados, exaltados por las
calumnias, proferían gritos y amenazas.
4) Entonces, Mi silencio clamó sacudiendo todo Mi Cuerpo: ¿Dónde
están
ustedes, Apóstoles y discípulos, que han
sido testigos de Mi Vida, de Mi
doctrina, de Mis milagros? De todos
aquellos de quienes esperaba alguna
prueba de amor, no queda ninguno para defenderme.
Estoy solo y rodeado
de soldados que quieren devorarme como
lobos.
5) Contemplen como Me maltrataban: uno descarga sobre Mi rostro una
bofetada; otro Me arroja su inmunda
saliva; otro Me tuerce el rostro en
son de burla; otro Me jala la barba; otro
retuerce Mis brazos entre sus
dedos; otro golpea con su rodilla Mis
genitales y, cuando caigo, entre dos
Me levantan de los cabellos...
PARTE 1.9: PEDRO NIEGA A JESÚS
ientras Mi Corazón se ofrece a sufrir
todos estos suplicios, Pedro, a
quien había instituido “Jefe y Cabeza de
la Iglesia” y quien horas
antes había prometido seguirme hasta la
muerte, a una simple pregunta
que le hacen, y que podría haberle servido
para dar testimonio de Mí, Me
niega y, como el temor se apodera aún más
de él, ante la reiteración de la
pregunta jura que jamás Me ha conocido ni
ha sido Mi discípulo.
Interrogado por tercera vez, responde con
horribles imprecaciones.
2) Hijitos, cuando el mundo clama contra Mí y, volviéndome hacia Mis
almas escogidas, Me veo abandonado y
renegado, ¿saben cuán grande es
la tristeza y la amargura de Mi Corazón?
3) Les diré, como a Pedro: Alma a quien tanto amo, ¿no te acuerdas ya
de
las pruebas de amor que te He dado?
¿Olvidas que muchas veces Me has
prometido serme fiel y defenderme?
4) No confías en tí mismo porque estás perdido; pero si recurres a Mí
con
humildad y firme confianza, nada temas;
estás bien sostenido.
M
29
5) Almas que viven rodeadas de tantos peligros, no se metan en
ocasiones
de pecados por vana curiosidad; miren, que
caerán como Pedro.
6) Y ustedes, almas que trabajan en Mi viña, si se sienten movidas
por
curiosidad o por alguna satisfacción
humana: les diré que huyan; pero si
trabajan por obediencia e impulsadas por
el celo de las almas y de Mi
gloria, no teman: Yo las defenderé y
saldrán victoriosas.
7) Amada Mía, voy educándote poco a poco y con mucha paciencia. Me
consuelo con el pensamiento de tener una
alumna deseosa de poder
aprender. Así olvido tus negligencias y
errores. Si busco en la creación los
nombres más bellos para llamarte no te
asustes ¿por qué los suprimes? El
amor no tiene límites.
PARTE 1.10: JESÚS ES LLEVADO A LA PRISIÓN
amos a seguir con este doloroso relato que
habrás de hacer llegar a
cuantas personas puedas. Yo los iluminaré
en la forma que habrán de
hacerlo.
2) Cuando los soldados Me llevaban prisionero, en uno de los patios
estaba
Pedro, medio oculto entre la turba. Se cruzaron
nuestras miradas; tenía los
ojos desorbitados; fue sólo una fracción
de segundos y, sin embargo, ¡le
dije tanto!... Lo vi llorar amargamente su
pecado y con el corazón le dije:
“El enemigo ha tratado de poseerte, pero
Yo no te abandono. Sé que tu
corazón no ha renegado de Mí. Estate
presto para el combate del nuevo
día, para las luchas renovadas contra el
oscurantismo espiritual y prepárate
para llevar la Buena Nueva. Adiós,
Pedro.”
3) Cuántas veces miro hacia el alma que ha pecado pero, ¿mira ella
también? No siempre se encuentran nuestras
miradas. Cuántas veces miro
al alma y ella no Me mira, no Me ve, está
ciega... La llamo por su nombre
y no Me responde. Le envío una pena, un
dolor, para que salga de su
sueño, pero no quiere despertar.
4) Amados Míos, si no miran al Cielo, vivirán como seres privados de
razón... Alcen la cabeza y contemplen la
Patria que les espera. Busquen a
V
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su Dios y siempre lo encontrarán con los
ojos fijos en ustedes; y en Su
mirada hallarán la paz y la vida.
5) Contémpleme en la prisión donde paso gran parte de la noche. Los
soldados venían a insultarme con palabras
y con obras, empujándome,
dándome golpes, burlándose de Mi condición
de hombre.
6) Casi al amanecer, hartos de Mí, Me dejaron solo, atado en una
habitación oscura, húmeda y hedionda,
llena de ratas. Estaba atado de tal
modo que debía permanecer de pie o sentado
en una piedra puntiaguda
que fue todo lo que Me dieron como
asiento. Mi cuerpo dolorido quedó
pronto aterido de frío. Recordé las miles
de veces que Mi Madre cobijaba
Mi cuerpo, arropándolo cuando tenía
frío... y lloré.
7) Vamos ahora a comparar la prisión con el Sagrario y, sobre todo,
con los
corazónes de los hombres. En la prisión
pasé una noche... ¿Cuántas noches
paso en el Sagrario?
8) En la prisión
Me ultrajaron los soldados que eran Mis enemigos; pero en
el Sagrario Me maltratan y Me insultan
almas que Me llaman Padre. En la
prisión pasé frío, sueño, hambre,
vergüenza, tristeza, dolores, soledad,
desamparo. Veía, en el transcurso de los
siglos, cómo tantos Sagrarios en
los cuales Me faltaría el abrigo del amor.
¡Cuántos corazones helados
serían para Mí como la piedra de la
prision!
9) ¡Cuántas veces tendría sed de amor, sed de almas! ¡Cuántos días
espero
que tal alma venga a visitarme, a
recibirme en su corazón, porque He
pasado la noche solo y pensaba en ella
para apagar Mi sed! ¡Qué de veces
siento hambre de Mis almas, de su
fidelidad, de su generosidad!
10) ¿Sabrán calmar estas ansias? ¿Sabrán decirme cuando tengan
que pasar
por algún sufrimiento: esto servirá para
aliviar Tu tristeza, para
acompañarte en Tu soledad? Y ¡ay!, Si por
lo menos, unidos a Mí, ustedes
lo soportaran todo con paz y salieran
fortalecidos en tanto que consolaran
Mi Corazón...
11) En la prisión sentí vergüenza al oír las horribles palabras
que se
proferían contra Mí; y esa vergüenza
creció al ver que, más tarde, esas
mismas palabras serían repetidas por almas
amadas.
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12) Cuando aquellas manos sucias y repugnantes descargaban
sobre Mí
golpes y bofetadas, ví cuántas veces sería
golpeado y abofeteado por
tantas almas que, sin purificarse de sus
pecados, sin limpiar su casa con
una buena confesión, Me recibirían en sus
corazones. Esos pecados
habituales, descargarían sobre Mí
repetidos golpes.
13) Cuando Me hacían levantar a empellones, sin fuerzas y a
causa de las
cadenas que Me sujetaban, caía en tierra.
Ví cómo tantas almas, atándome
con las cadenas de su ingratitud, Me
dejarían caer sobre la piedra,
renovando Mi vergüenza y prolongando Mi
soledad.
14) Almas elegidas, contemplen a su Esposo en la prisión. Contémplenme
en esta noche de tanto dolor, y consideren
que este dolor se prolonga en la
soledad de tantos Sagrarios, en la
frialdad de tantos corazones.
15) Si quieren darme una prueba de su amor, ábranme su corazón
para
poder hacer de él Mi prisión. Atenme con las
cadenas de su amor.
Cúbranme con sus delicadezas, aliméntenme
con su generosidad. Apaguen
Mi sed con su celo. Consuelen Mi tristeza
y desamparo con su fiel
compañía. Hagan desaparecer Mi vergüenza
con su pureza y rectitud de
intención.
16) Si quieren que descanse en ustedes, eviten el tumulto de
las pasiones y,
en el silencio de su alma, dormiré
tranquilo. De vez en cuando oirán Mi
voz que les dice suavemente: Esposa Mía,
que ahora eres Mi descanso, Yo
seré tuyo en la eternidad; a tí que con
tanto desvelo y amor Me procuras la
prisión de tu corazón, Yo te prometo que
Mi recompensa no tendrá límites
y no te pesarán los sacrificios que hayas
hecho por Mí durante tu vida.
PARTE 1.11: JESÚS ES LLEVADO ANTE HERODES
ilatos mandó que Me llevaran a la
presencia de Herodes... Era un
pobre hombre corrompido que sólo buscaba
el placer, dejándose
arrastrar de sus pasiones desordenadas. Se
alegró de verme comparecer
ante su tribunal, pues esperaba divertirse
con Mis palabras y milagros.
2) Consideren, hijos Míos, la repulsión que experimenté en presencia
del
más repugnante de los hombres, cuyas
palabras, preguntas, gestos y
P
32
movimientos afectados, Me cubrían de
confusión. Almas puras y
virginales, vengan a rodear y a defender a
su Esposo.
3) Herodes espera que Yo conteste a sus preguntas sarcásticas, pero
no
despego Mis labios; guardo en su presencia
el más absoluto silencio. No
contestar era la mayor prueba que podía
darle de Mi dignidad. Sus
palabras obscenas no merecían cruzarse con
las Mías, purísimas.
Entretanto, Mi Corazón estaba íntimamente
unido a Mi Padre Celestial.
Me consumía en deseos de dar por las almas
hasta la última gota de Mi
Sangre. El pensamiento de que todos los
hombres que luego habían de
seguirme, conquistados por Mis ejemplos y
Mi liberalidad, Me encendía
en amor y no sólo gozaba en aquel terrible
interrogatorio, sino que
deseaba correr al suplicio de la Cruz.
PARTE 1.12: JESÚS ES LLEVADO DE NUEVO
ANTE PILATOS
ejé que Me trataran como a un loco y Me
cubrieran con una vestidura
blanca en señal de burla e irrisión,
después, en medio de gritos
furiosos, Me llevaron de nuevo a la
presencia de Pilatos.
2) Mira cómo este hombre aturdido y lleno de confusión, no sabe qué
hacer
de Mí; y para apaciguar el furor de la
turba, manda que Me hagan azotar...
3) Representadas en Pilatos, ví a las almas que carecen de valor y
generosidad para romper enérgicamente con
las exigencias del mundo y de
la naturaleza. En vez de cortar de raíz lo que la conciencia les dice no ser
del mundo y de la naturaleza, lo que la
conciencia les dice no ser del buen
espíritu, ceden a un capricho, se recrean
en una ligera satisfacción,
capitulan en parte con lo que la pasión
exige y, para acallar los
remordimientos, se dicen a sí mismas: “ya
me he privado de esto o de lo
otro, y es suficiente”.
4) Yo únicamente diré a esa alma: ¡Me haces flagelar como Pilatos! Ya
has
dado un paso, mañana otro. ¿Piensas
satisfacer de este modo tu pasión?
¡No! Pronto te exigirá más y más.
D
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5) Como no has tenido valor para luchar con tu propia naturaleza en
esta
pequeñez, mucho menos la tendrás después,
cuando la ocasión sea mayor.
PARTE 1.13: LA FLAGELACIÓN
DE JESÚS
írenme, amados Míos, dejándome conducir,
con la mansedumbre de
un cordero, al tremendo suplicio de la flagelación. Sobre Mi
cuerpo,
ya cubierto de golpes y agobiado de
cansancio, los verdugos descargan
cruelmente —con cuerdas trenzadas, con
varas— terribles azotes. Es tanta
la violencia con que Me castigan, que no
quedó en Mí un sólo lugar que
no fuese presa del más terrible dolor...
Los golpes y puntapiés Me
ocasionaron innumerabls heridas... Las
varas arrancaban pedazos de Mi
piel y Mi carne. La Sangre brotaba de
todos Mis miembros... Caí una y
otra vez por el dolor que Me causaban los golpes
en Mi virilidad. Mi
cuerpo estaba en tal estado, que más
parecía monstruo que hombre. Los
rasgos de Mi cara habían perdido su forma,
era un sólo edema.
2) El pensamiento de tantas almas, a quienes más tarde iba a inspirar
el
deseo de seguir Mis huellas, Me consumía
de amor.
3) Durante las horas de prisión las veía fieles imitadoras,
aprendiendo de
Mí mansedumbre, paciencia, serenidad. No
sólo para aceptar los
sufrimientos y desprecios, sino aún amando
a los que las persiguen y, si es
necesario, sacrificándose por ellos como
Yo Me sacrifiqué.
4) Cómo Me encendía cada vez más en deseos de cumplir perfectamente
la
Voluntad de Mi Padre, en aquellas horas de
soledad, en medio de tanto
dolor. ¡Cómo Me ofrecí a reparar Su Gloria
ultrajada! Así ustedes, almas
religiosas, que se encuentran en la
prisión escogida por amor, que más de
una vez pasan a los ojos de las criaturas
por inútiles y quizá por
perjudiciales, no teman. Dejen que griten
contra ustedes y, en esas horas
de soledad y dolor, unan íntimamente su corazón
a su Dios, único objeto
de su amor. ¡Reparen Su Gloria, ultrajada
por tantos pecados!
M
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PARTE 1.14: JESÚS ES SENTENCIADO A MUERTE
l amanecer, Caifás ordenó que Me
condujeran a Pilatos para que
pronunciara la sentencia de muerte. Este
Me interrogó, deseoso de
hallar un motivo para condenarme pero, al
mismo tiempo, su conciencia lo
atormentaba y sentía gran temor ante la
injusticia que iba a cometer. Al
fin, encontró un medio para desentenderse
de Mí y mandó que Me
llevaran a Herodes.
2) En Pilatos están fielmente representadas las almas que, sintiendo
al
mismo tiempo el movimiento de la gracia y
de sus pasiones, dominadas
por el respeto humano y cegadas por el
amor propio, por el temor de
parecer ridículas, dejan pasar la gracia.
3) A todas las preguntas de Pilatos, nada respondí. Mas cuando Me
dijo:
¿Eres tú el Rey de los Judíos? Entonces,
con gravedad y ente-reza,
respondí: Tú lo has dicho, Yo Soy el Rey;
pero Mi reino no es de este
mundo... Con estas palabras quise enseñar
a muchas almas cómo, cuando
se presenta la ocasión de soportar el
sufrimiento, o una humillación que
podrían fácilmente evitar, deben contestar
con generosidad: Mi reino no es
de este mundo, es decir, no busco las
alabanzas de los hombres; Mi Patria
no es esta, ya descansaré en la que lo es
verdaderamente. Ahora, ánimo
para cumplir mi deber sin tener en cuenta
la opinión del mundo. Lo que
me importa no es su estima, sino seguir la
voz de la gracia, ahogando los
reclamos de la naturaleza. Si no
soy capaz de vencer solo, pediré fuerza y
consejo pues, en muchas ocasiones, las
pasiones y excesivo amor propio
ciegan el alma y la impulsan a obrar el
mal.
4) No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son
muchísimas las manos que lastiman Mi
Cuerpo, recibiendo la comunión
en la mano— el trabajo sacrílego de
Satanás.
5) ¿Cómo pueden contemplarme en este mar de dolor y de amargura, sin
que su corazón se mueva a compasión?
A
35
6) Pero, no son los verdugos los que han de consolar sino ustedes,
almas
escogidas, para que alivien Mi dolor.
Contemplen Mis heridas y vean si
hay alguien que haya sufrido tanto como
Yo, para demos-trarles su amor.
PARTE 1.15: JESÚS ES CORONADO DE ESPINAS
n el Querer de Mi Padre He vivido días de
intensa tristeza, sin
quejarme, pero en la aceptación de lo que
quería hacerme sentir el
Padre. Cuando fui apresado en el Huerto,
los que Me acusaban estaban
prontos a toda mentira y Me dejé llevar a
donde quisieran, sin resistir en lo
más mínimo. Y cuando quisieron ceñirme la
cabeza con la corona de
espinas, incliné sin más la cabeza, porque
lo tomaba todo de las manos de
Aquel que Me envió al mundo.
2) Cuando los brazos de aquellos hombres crueles estuvieron rendidos,
a
fuerza de descargar golpes sobre Mi
Cuerpo, colocaron sobre Mi cabeza
una corona tejida con ramas de espinas y,
desfilando por delante de Mí,
Me decían: ¿Conque eres Rey?... ¡Te
saludamos!
3) Unos Me escupían, otros Me insultaban, otros descargaban nuevos
golpes contra Mi cabeza; cada uno
añadiendo un nuevo dolor a Mi
Cuerpo, maltratado y deshecho.
4) Estoy cansado, no tengo dónde descansar; préstame tu corazón y tus
brazos, para cobijarme en tu amor. Tengo
frío y fiebre; abrázame un
instante, antes de que continúen
destruyendo este templo de amor.
5) Los soldados y verdugos, con sus manos sucias, empujan Mi Cuerpo;
otros con asco de Mi Sangre, me empujan
con sus lanzas y vuelven a abrir
Mi carne; Me sientan con un empujón sobre
un lugar de piedras filosas,
lloro en silencio por el dolor y ellos, en
forma grotesca, se burlan de Mis
lágrimas. Finalmente, desgarran Mis sienes
encajándome la corona de
ramas trenzadas de espinas.
6) Consideren cómo, con esa corona, quise expiar los pecados de
soberbia
de tantas almas que se dejan subyugar por
la falsa opinión del mundo,
deseando ser estimadas con exceso.
Permití, sobre todo, que Me coronasen
de espinas y que así Mi cabeza sufriese
cruelmente, a fin de reparar por la
E
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humildad voluntaria, las repugnancias y
las orgullosas pretensiones de
tantas almas que se niegan a seguir el
camino trazado por Mi Providencia,
por juzgarlo indigno de su mérito y de su
condición.
7) Ningún camino es humillante cuando está trazado por la Voluntad de
Dios... En vano intentarán engañarse a
ustedes mismos pensando seguir la
voluntad de Dios y en la plena sumisión a
cuanto les pida.
8) Hay en el mundo personas que, cuando llega el momento de la
decisión
(emprender un nuevo género de vida),
reflexionan y examinan los deseos
de su corazón. Tal vez encuentren, en
aquel o en aquella a quien piensan
unirse, los fundamentos sólidos para una
vida cristiana y piadosa; quizás
verán que cumplen sus deberes de familia
que reúne, en fin, lo necesario
para satisfacer sus deseos de felicidad;
pero la vanidad y el orgullo vienen
a oscurecer su espíritu y se dejan
arrastrar por el afán de figurar, de lucir.
Entonces, se ingenian para buscar a
alguien que, siendo más noble, más
rico, satisfaga su ambición. ¡Ah! Cuán
neciamente se ciegan. No, les diré,
no encontrarán la verdadera felicidad en
este mundo, y ojalá la encuentren
en el otro. ¡Miren bien, que se ponen en
gran peligro!
9) Hablaré también a las almas a quienes llamó el camino de la
perfección.
Cuántas ilusiones en las que Me dicen que
están dispuestas a hacer Mi
Voluntad y que clavan en Mi cabeza las espinas
de Mi corona.
10) Hay, respectivamente, almas a quienes quiero para Mí.
Conociéndolas y
amándolas, deseo colocarlas donde vivo, en
Mi sabiduría infinita, en la
que encontrarán cuanto es necesario para
llegar a la santidad: ahí será
donde Me haré conocer a ellas y donde Me
darán más consuelo, más amor
y más almas.
11) Pero, ¡cuántas decepciones! Cuántas almas se ciegan por el
orgullo y la
soberbia o por una mezquina ambición.
Llena la cabeza de vanos e inútiles
pensamientos, se niegan a seguir el camino
que les traza Mi amor.
12) Almas que Yo había elegido, ¿creen cumplir Mi Voluntad
resistiendo a
la voz de la gracia que los llama y
encamina por esa senda, que su orgullo
rechaza?
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13) Hija Mía, amor de Mis dolores, consuélame; haz en tu
corazón
pequeñito un trono para tu Rey y Salvador,
y coróname de besos.
14) Coronado de espinas y cubierto con un manto púrpura, los
soldados Me
presentaron de nuevo a Pilatos. No
encontrando en Mí delito para
castigarme, Pilatos Me hizo varias preguntas,
diciéndome que por qué no
le contestaba, sabiendo que él tenía todo
poder sobre Mí.
15) Entonces, rompiendo Mi silencio, le dije: “No tendrías ese
poder si no
se te hubiese dado de arriba; pero es
preciso que se cumplan las
Escrituras.” Y, abandonándome a Mi Padre
Celestial, callé nuevamente...
PARTE 1.16: BARRABÁS ES PUESTO EN LIBERTAD
ilatos, perturbado por el aviso de su
mujer y perplejo entre los
remordimientos de su conciencia y el miedo
de que el pueblo se
amotine contra él, buscaba medios para libertarme
y Me expuso a la vista
del populacho, en el lastimoso estado en
el que Me encontraba,
proponiéndoles darme la libertad y
condenar en Mí lugar a Barrabás, que
era un ladrón y criminal famoso. A una voz
contestó el pueblo: ¡Que
muera y que Barrabás sea puesto en
libertad!
2) Almas que Me aman, vean cómo Me han comparado a un criminal. Vean
cómo Me han rebajado más que al más
perverso de los hombres. Oigan
qué furiosos gritos lanzan contra Mí. Vean
con qué rabia piden Mi muerte.
¿Rehusé, acaso, pasar por tanta penosa
afrenta? No, al contrario, Me
abracé con ella por amor a las almas y
para mostrarles que este amor no
Me llevó tan sólo a la muerte, sino a la
muerte más ignominiosa...
3) No crean, sin embargo, que Mi naturaleza humana no sintió ni
repugnancia ni dolor. Al contrario, quise
sentir todas sus repugnancias y
estar sujeto a su misma condición,
dándoles ejemplo que los fortalezca en
todas las circunstancias de la vida y les
enseñe a vencer las repugnancias
que se ofrecen, cuando se trata de cumplir
la Voluntad Divina.
4) Vuelvo a las almas a quienes hablaba ayer... A las almas llamadas
al
estado de perfección, que discuten con la
gracia y retroceden ante la
humildad del camino que les muestro, por
temor a los juicios del mundo o
P
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haciendo valer su capacidad; que se
persuaden que en otra parte serán más
útiles para Mi servicio y para Mi Gloria.
5) Voy a responder a esas almas. Dime: ¿rehusé Yo o vacilé siquiera,
cuando Me vi nacer de padres pobres y
humildes en un establo, lejos de
Mi casa y Mi Patria en la más cruda
estación del año... de noche?
6) Después, viví treinta años en las ocupaciones oscuras y rudas de
un
taller; pasé humillaciones y desprecios de
parte de los que encargaban
trabajos a Mi Padre José; no Me desdeñé de
ayudar a Mi Madre en las
faenas más bajas de la casa y, sin
embargo, ¿no tenía Yo más talento que el
que se requiere, para ejercer el tosco
oficio de carpintero? Yo, que a la
edad de 12 años instruí a los Doctores en
el Templo... Pero era la Voluntad
de Mi Padre Celestial y así lo
glorificaba. Cuando dejé Nazareth y empecé
Mi vida pública, habría podido darme a
conocer como Mesías e Hijo de
Dios para que los hombres escuchasen Mis
enseñanzas con veneración,
pero no lo hice porque Mi único deseo era
cumplir la Voluntad de Mi
Padre...
7) Y cuando llegó la hora de Mi Pasión, a través de la crueldad de
los unos
y de las afrentas de los otros, del
abandono de los Míos y de la ingratitud
de las turbas, a través del indecible
martirio de Mi Cuerpo y de las
repugnancias de Mi alma, vean con qué
mayor amor aún descubría y
abrazaba la Voluntad de Mi Padre
Celestial.
8) Así, cuando sobreponiéndose a las dificultades y repugnancias se
somete
el alma generosamente a la Voluntad de
Dios, llega un momento en que,
unida íntimamente a El, goza de las más
inefables dulzuras.
9) Esto que He dicho a las almas que sienten repugnancia a la vida
humilde
y oscura lo repito a las que, por el
contrario, son llamadas a trabajar en
continuo contacto con el mundo, cuando su
atractivo sería la completa
soledad y los trabajos humildes y ocultos.
10) Almas escogidas, su felicidad y su perfección no consiste
en seguir los
gustos e inclinaciones de la naturaleza,
en ser conocidas o desconocidas de
las criaturas, en emplear u ocultar el
talento que poseen, sino en unirse y
39
conformarse, por amor y con entera
sumisión, a la Voluntad de Dios, a lo
que para Su Gloria y la propia
santificación de ustedes, les pida.
11) Basta por hoy, hijita, ama y abraza Mi Voluntad
alegremente; ya sabes
que está en todo trazada por el amor.
12) Medita por un momento el indecible martirio de Mi Corazón,
al verse
pospuesto a Barrabás. ¡Cómo recordaba
entonces las ternuras de Mi
Madre, cuando me estrechaba sobre Su Corazón!
Cuán presente tenía los
desvelos y fatigas que, para mostrarme Su
amor, sufrió Mi Padre adoptivo.
Cómo se presentaban a Mi memoria los
beneficios que tan liberalmente
derramé sobre aquel pueblo ingrato, dando
vista a los ciegos, devolviendo
la salud a los enfermos, el uso de sus
miembros a los que lo habían
perdido, dando de comer a la turba y
resucitando a los muertos. ¡Ahora,
verme reducido al estado más despreciable!
Soy el más odiado de los
hombres y se Me condena a muerte, como a
ladrón infame.
PARTE 1.17: JESÚS PERDONA HASTA AL
MÁS GRANDE PECADOR
ilatos ha pronunciado la sentencia. Hijitos Míos,
consideren
atentamente cuánto sufrió Mi Corazón…
2) Desde que Me entregó en el Huerto de los Olivos, Judas anduvo
errante
y fugitivo sin poder acallar los gritos de
su conciencia, que lo acusaba del
más horrible sacrilegio. Cuando llegó a
sus oídos la sentencia de muerte
pronunciada contra Mí, se entregó a la más
terrible desesperación y se
ahorcó.
3) ¿Quien podrá comprender el dolor intenso de Mi Corazón cuando vi
lanzarse a la perdición eterna esa alma
que había pasado tres años en la
escuela de Mi amor, aprendiendo Mi
doctrina, recibiendo Mis enseñanzas,
oyendo tantas veces cómo perdonaban Mis
labios a los más grandes
pecadores?
4) ¡Judas! ¿Por qué no vienes a arrojarte a Mis pies para que te
perdone? Si
no te atreves a acercarte a Mí por temor a
los que Me rodean,
P
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maltratándome con tanto furor, mírame al
menos; verás cuán pronto se
fijan en tí Mis ojos.
5) Almas que están enredadas en los mayores pecados... Si por más o
menos tiempo han vivido errantes y
fugitivas a causa de sus delitos, si los
pecados de que son culpables los han
cegado y endurecido el corazón, si
por seguir alguna pasión han caído en los
mayores desórdenes, no dejen
que se apodere de ustedes la desesperación
cuando los abandonen los
cómplices de su pecado y cuando su alma se
de cuenta de su culpa...
Mientras el hombre cuente con un instante
de vida, aún tiene tiempo de
recurrir a la Misericordia y de implorar
el perdón.
6) Si son jóvenes y los escándalos de su vida pasada los han dejado
en un
estado de degradación ante los hombres,
¡no teman! Aún cuando el mundo
los desprecie, los trate de malvados, los
insulte, los abandone, estén
seguros de que su Dios no quiere que su
alma sea pasto de las llamas del
infierno. Desea que se atrevan a hablarle,
a dirigirle miradas y suspiros del
corazón, y pronto verán que Su mano
bondadosa y paternal los conduce a
la fuente del perdón y de la vida.
7) Si por malicia has pasado quizá gran parte de tu vida en el
desorden y en
la indiferencia, y cerca ya de la
eternidad la desesperación quiere ponerte
una venda en los ojos, no te dejes
engañar, aún es tiempo de perdón. Oigan
bien: si les queda un segundo de vida,
aprovéchenlo, porque en él pueden
ganar la vida eterna.
8) Si ha transcurrido su existencia en la ignorancia y el error, si
han sido
causa de grandes daños para los hombres,
para la sociedad y hasta para la
Religión, y por cualquier circunstancia
conocen su error, no se dejen abatir
por el peso de las faltas ni por el daño
de que han sido instrumento sino,
por el contrario, dejando que su alma se
penetre del más vivo pesar,
abísmense en la confianza y recurran Al
que siempre está esperándolos
para perdonarlos.
9) Lo mismo sucede si se trata de un alma que ha pasado los primeros
años
de su vida en la fiel observancia de Mis
mandamientos, pero que ha
decaído poco a poco del fervor pasando a
una vida tibia y cómoda...
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10) No ocultes nada de lo que te digo, pues todo es para
beneficio de la
humanidad entera. Repítelo a la luz del
sol, predícalo a aquel que quiere
verdaderamente escucharlo.
11) El alma que un día recibe una fuerte sacudida que la
despierta, ve de
pronto su vida inútil, vacía, sin méritos
para la eternidad. El
maligno, con
infernal envidia, la ataca de mil maneras,
abultándole sus faltas; le inspira
tristeza y desaliento, acabando por
llevarla al temor, a la desesperación.
12) Alma que Me perteneces, no hagas caso de ese cruel enemigo
y, en
cuanto sientas la moción de la gracia al
inicio de tu lucha, acude a Mi
Corazón; siente, contempla cómo vierte una
gota de Su Sangre sobre tu
alma y ven a Mí. Ya sabes dónde me
encuentro: bajo el velo de la fe...
Levántalo y dime con entera confianza tus
penas, tus miserias, tus caídas...
Escucha con respeto Mis palabras y no
temas por lo pasado. Mi Corazón
lo ha sumergido en el abismo de Mi
Misericordia y Mi amor.
13) Tu vida pasada te dará la humildad que te llenará. Y si
quieres darme la
mejor prueba de amor, ten confianza y
cuenta con Mi perdón. Cree que
nunca llegarán a ser mayores tus pecados
que Mi Misericordia, pues es
infinita.
PARTE 1.18: JESÚS VA CAMINO DEL CALVARIO
amos a continuar, hijita. Sígueme en el
camino del Calvario,
agobiado bajo el peso de la Cruz…
2) En tanto que Mi Corazón estaba abismado de tristeza por la eterna
perdición de Judas, los crueles verdugos,
insensibles a Mi dolor, cargaron
sobre Mis hombros llagados, la dura y
pesada Cruz en que había de
consumar el misterio de la Redención del
mundo.
3) Contémplenme, ángeles del cielo. Vean al Creador de todas las
maravillas, al Dios a Quien rinden
adoración los espíritus celestiales,
caminando hacia el Calvario y llevando
sobre sus hombros el leño santo y
bendito que va a recibir su último
suspiro.
4) Véanme también ustedes, almas que desean ser Mis fieles
imitadoras.
Mi Cuerpo, destrozado por tanto tormento
camina, sin fuerzas, bañado de
V
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sudor y de sangre... ¡Sufro, sin que nadie
se compadezca de Mi dolor! La
multitud Me acompaña y no hay una sola
persona que tenga piedad de Mí.
Todos Me rodean como lobos hambrientos,
deseosos de devorar su presa...
Es que todos los demonios salieron del
infierno para hacer más duro Mi
sufrimiento.
5) La fatiga que siento es tan grande, la Cruz tan pesada, que a la
mitad del
camino caigo desfallecido. Vean cómo Me
levantan aquellos hombres
inhumanos del modo más brutal: uno Me
agarra de un brazo, otro tira de
Mis vestidos, que están pegados a Mis
heridas, volviendo a abrirlas... Este
Me coge por el cuello, otro por los
cabellos, otros descargan terribles
golpes en todo Mi Cuerpo, con los puños y
hasta con los pies. La Cruz cae
sobre Mi y su peso Me causa nuevas
heridas. Mi rostro roza sobre las
piedras del camino y, con la sangre que
por él corre, se pegan a Mis ojos,
que están casi cerrados por los golpes; el
polvo y el lodo se juntan a la
sangre y quedo hecho el objeto más
repugnante.
6) Mi Padre envía ángeles para que Me ayuden a sostenerme; para que
Mi
Cuerpo no pierda el conocimiento al
desplomarse; para que la batalla no
sea ganada antes de tiempo, y pierda Yo a
todas Mis almas.
7) Camino sobre las piedras que destrozan Mis pies, tropiezo y caigo
una y
otra vez. Miro a cada lado del camino en
busca de una pequeña mirada de
amor, de una entrega, de una unión a Mi
dolor pero... no veo a ninguno.
8) Hijos Míos, los que siguen Mis huellas, no suelten su cruz por más
pesada que ésta les parezca. Háganlo por
Mí, que cargando su cruz, Me
ayudarán a cargar la Mía y, por el duro
camino, encontrarán a Mi Madre y
a las almas santas que irán dándoles ánimo
y alivio. Sigan Conmigo unos
momentos y, a los pocos pasos, Me verán en
presencia de Mi Madre
Santísima que, con el Corazón traspasado
por el dolor, sale a Mi encuentro
para dos fines: para cobrar nueva fuerza
de sufrir a la vista de Su Dios y
para dar a Su Hijo, con Su actitud
heroica, aliento para continuar la obra
de la Redención.
9) Consideren el martirio de estos dos Corazones. Lo que más ama Mi
Madre es Su Hijo... No puede darme ningún
alivio y sabe que su vista
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aumentará aún más Mis sufrimientos; pero
también aumentará Mi fuerza
para cumplir la voluntad del Padre.
10) Para Mí, lo más amado en la tierra es Mi Madre; y no
solamente no la
puedo consolar, sino que el lamentable
estado en que Me vé, procura a Su
Corazón un sufrimiento semejante al Mío.
Deja escapar un sollozo. ¡La
muerte que Yo sufro en Mi Cuerpo, la recibe Mi Madre en
el Corazón!...
¡Cómo se clavan en Mí Sus ojos y los Míos
se clavan también en Ella! No
pronunciamos una sola palabra, pero
cuántas cosas dicen Nuestros
Corazones en esta dolorosa mirada.
11) Sí, Mi Madre presenció todos los tormentos de Mi Pasión,
que por
revelación divina se presentaban a Su
espíritu. Además, varios discípulos,
aunque permanecían lejos por miedo a los
Judíos, procuraban enterarse de
todo e informaban a Mi Madre... Cuando
supo que ya se había
pronunciado la sentencia de muerte, salió
a Mi encuentro y no Me
abandonó hasta que Me depositaron en el
sepulcro.
PARTE 1.19: JESÚS ES AYUDADO
A LLEVAR LA CRUZ
oy camino hacia el Calvario. Aquellos
hombres inicuos, temiendo
verme morir antes de llegar al término, se
entienden entre sí para
buscar a alguien que Me ayude a llevar la
Cruz y requisaron a un hombre
de las cercanías llamado Simón.
2) Míralo, detrás de Mí, ayudándome a llevar la Cruz y considera ante
todo
dos cosas: Este hombre carece de buena
voluntad; es un mercenario,
porque si Me acompaña y comparte Conmigo
el peso de la Cruz, es
porque ha sido requisado. Por eso, cuando
siente demasiado cansancio,
deja caer más el peso sobre Mí y así caigo
en tierra dos veces.
3) Este hombre Me ayuda a llevar parte de la Cruz, pero no toda Mi
Cruz...
4) Hay almas que caminan así en pos de Mí. Aceptan ayudarme a llevar
Mi
Cruz, pero se preocupan aún del consuelo y
del descanso. Muchas otras
consienten en seguirme y, con este fin,
han abrazado la vida perfecta. Pero
no abandonan el propio interés, que sigue
siendo, en muchos casos, su
V
44
primer cuidado; por eso vacilan y dejan
caer Mi Cruz, cuando les pesa
demasiado; buscan la manera de sufrir lo
menos posible, miden su
abnegación, evitan cuanto pueden la
humillación y el cansancio y,
acordándose quizá con pena de los que
dejaron, tratan de procurarse
ciertas comodidades, ciertos placeres.
5) En una palabra, hay almas tan interesadas y tan egoístas que han
venido
a Mi seguimiento, más por ellas que por
Mí. Se resignan tan solo a aportar
lo que les molesta y que no pueden
apartar... No me ayudan a llevar mas
que una parte de Mi Cruz; muy pequeña y de
tal suerte, que apenas si
pueden adquirir los méritos indispensables
para su salvación. Pero, en la
eternidad, verán cuán lejos han quedado en
el camino que debían recorrer.
6) Por el contrario, hay almas, y no pocas que, movidas por el deseo
de su
salvación pero sobre todo por el amor que
les inspira la vista de lo que por
ellas He sufrido, se deciden a seguirme en
el camino del Calvario; se
abrazan con la vida perfecta y se entregan
a Mi servicio, no para ayudarme
a llevar parte de la Cruz, sino para
llevarla toda entera. Su único deseo es
descansarme, consolarme; se ofrecen con
este fin a todo cuanto les pide
Mi voluntad, buscando cuanto pueda
agradarme; no piensan ni en los
méritos, ni en la recompensa que les
espera, ni en el cansancio, ni en el
sufrimiento que resultará para ellas. Lo
único que tienen presente es el
amor que pueden demostrarme, el consuelo
que Me procuran...
7) Si Mi Cruz se presenta bajo la forma de la enfermedad, si se
oculta
debajo de un empleo contrario a sus
inclinaciones y poco conforme a sus
aptitudes, si va acompañada de algún
olvido de las personas que las
rodean, la aceptan con entera sumisión.
8) ¡Ah!, estas almas son las que verdaderamente llevan Mi Cruz, la
adoran,
se sirven de ella para procurar Mi Gloria,
sin otro interés ni paga que Mi
amor. Son las que Me consideran y
glorifican...
9) Tengan como cosa cierta que, si ustedes no ven el resultado de sus
sufrimientos, de su abnegación, o lo ven
más tarde, no por eso han sido
vanos e infructuosos, mas por el
contrario, el fruto será abundante.
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10) El alma que verdaderamente ama, no cuenta lo que ha sufrido
y
trabajado, ni espera tal o cual recompensa;
busca tan solo aquello que cree
de gloria para su Dios... Por El no
regatean trabajos ni fatigas. No se agita
ni se inquieta ni, mucho menos, pierde la
paz si se ve contrariada o
humillada; porque el único móvil de sus
acciones es el amor, y el amor
abandona las consecuencias y los
resultados. He aquí el fin de las almas
que no buscan recompensa. Lo único que
esperan es Mi Gloria, Mi
consuelo, Mi descanso; por eso han tomado
toda Mi Cruz y todo el peso
que Mi Voluntad quiere cargar sobre ellas.
11) Hijos Míos, llámenme por Mi nombre, pues Jesús quiere decir
todo. Yo
lavaré sus pies, aquellos pies que han
pisado una senda resbaladiza y que
ahora están heridos por los golpes contra
las piedras. Yo los enjugaré, los
sanaré, los besaré y quedarán sanos, y no
conocerán ya ninguna otra senda
que la que conduce a Mí.
12) ¡Ya estamos en el Calvario! La multitud se agita porque se
acerca el
terrible momento... Extenuado de fatiga,
apenas si puedo andar. Mis pies
sangran por las piedras del camino... Tres
veces he caído en el trayecto.
Una para dar fuerza de convertirse a los
pecadores, habituados al pecado.
Otra para dar aliento a las almas que caen
por fragilidad y, a las almas que
ciega la tristeza y la inquietud,
animarlas a levantarse y a emprender con
valor el camino de la virtud. Y la tercera,
para ayudar a las almas a salir
del pecado a la hora de la muerte.
PARTE 1.20: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
ira con qué crueldad Me rodean estos
hombres endurecidos. Unos
tiran de la Cruz y la tienden en el suelo;
otros Me arrancan los
vestidos pegados a las heridas, que se
abren de nuevo y vuelve a brotar la
sangre.
2) Miren, hijos queridos, cuánta es la vergüenza y la confusión que
padezco al verme así, ante aquella inmensa
muchedumbre. ¡Qué dolor
para Mi alma!
M
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3) Los verdugos que arrancan la túnica, que con tanto esmero Me
revistió
Mi Madre en Mi infancia y que había ido
creciendo a medida que Yo
crecía, la echan a suertes. ¿Cuál sería la
aflicción de Mi Madre, que
contempla esta escena?
4) ¡Cuánto hubiera deseado Ella quedarse con la túnica teñida y
empapada
ahora con Mi Sangre!
5) Pero ha llegado la hora y, tendiéndome sobre la Cruz, los verdugos
cogen Mis brazos y tiran para que lleguen
a los taladros, preparados en
ella... Todo Mi Cuerpo se quebranta, se
balancea de un lado a otro y las
espinas de la corona penetran en Mi
cabeza, más profundamente aún.
Oigan el primer martillazo que clava Mi
mano derecha... resuena hasta las
profundidades de la tierra. Oigan aún...
ya clavan Mi mano izquierda y,
ante semejante espectáculo, los Cielos se
estremecen, los Ángeles se
postran. Yo guardo el más profundo
silencio. Ni una queja, ni un gemido
se escapan de Mis labios, pero Mis
lágrimas se mezclan con la sangre que
cubre Mi rostro.
6) Luego que han clavado las manos, tiran cruelmente de los pies...
Las
llagas se abren, los nervios se desgarran
en Mis manos y brazos... los
huesos se descoyuntan... ¡El dolor es
intenso!
7) ¡Mis pies son traspasados y Mi Sangre baña la tierra!…
8) Contemplen un instante estas manos y estos pies ensangrentados...
Este
cuerpo desnudo, cubierto de heridas, de
orines y de sangre. Sucio... Esta
cabeza traspasada por agudas espinas,
empapada de sudor, llena de polvo
y cubierta de sangre...
9) Admiren el silencio, la paciencia y la conformidad con que acepto
este
sufrimiento. ¿Quién es el que sufre así,
víctima de tales ignominias? ¡Es el
Hijo de Dios! El que Ha hecho los cielos,
la tierra, el mar y todo lo que
existe... El que Ha creado al hombre, el
que todo lo sostiene con Su poder
infinito... está ahí inmóvil, despreciado,
despojado y seguido por multitud
de almas que abandonarán bienes de
fortuna, familia, patria, honores,
bienestar, gloria, cuanto sea necesario,
para darle gloria y demostrarle el
amor que les son debidos...
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10) Estén atentos, Angeles del Cielo y, ustedes también, almas
que Me
aman... Los soldados van a dar vuelta la
Cruz para remachar los clavos y
evitar que con el peso de Mi Cuerpo se
salgan y Me dejen caer. Mi Cuerpo
va a dar a la tierra el beso de paz. Y,
mientras los martillazos resuenan por
el espacio, en la cima del Calvario se
realiza el espectáculo más
admirable... A petición de Mi Madre, que
contemplando todo lo que
pasaba y siéndole a Ella imposible darme
alivio, implora la Misericordia
de Mi Padre Celestial... Legiones de
Angeles bajan a sostener Mi Cuerpo,
adorándolo, para que no roce la tierra y
para evitar que lo aplaste el peso
de la Cruz.
11) Contempla a tu Jesús, tendido sobre la Cruz, sin poder
hacer el más
ligero movimiento... desnudo, sin fama,
sin honor, sin libertad... ¡Todo se
lo han arrebatado! ¡No hay quién se apiade
y se compadezca de su dolor!
¡Sólo recibe tormentos, escarnios y
burlas!
12) Si me amas de veras ¿a qué no estarás dispuesto para
asemejarte a Mí?
¿Qué rehusarás para obedecerme,
complacerme y consolarme?... Póstrate
en tierra y deja que te diga unas
palabras:
13) ¡Que Mi Voluntad triunfe en ti!
14) ¡Que Mi amor te destruya!
15) ¡Que tu miseria Me glorifique!
PARTE 1.21: JESÚS PRONUNCIA
SUS ULTIMAS PALABRAS
ija Mía, has oído y has visto Mis
sufrimientos, acompáñame hasta el
fin y comparte Mi dolor.
2) Ya está enarbolada Mi Cruz. ¡He aquí la hora de la Redención del
mundo!
3) Soy el espectáculo de burlas para la muchedumbre... pero también
de
admiración y de amor por las almas. Esta
Cruz, hasta ahora instrumento de
suplicio, donde expiraban los criminales
va a ser, en adelante, la luz y la
paz del mundo.
H
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4) En Mis Sagradas Escrituras encontrarán los pecadores el perdón y
la
vida. ¡Mi Sangre lavará y borrará las
manchas de sus pecados!
5) ¡En Mis Sagradas Llagas vendrán las almas puras, a refrigerarse y
abrasarse en Mi amor! En ellas se
refugiarán y fijarán para siempre su
morada.
6) Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen, no han conocido al
que
es su vida... Han descargado sobre él todo
el furor de sus iniquidades. Mas
Yo te lo ruego, ¡oh, Padre Mío!, descarga
sobre ellas la fuerza de Tu
Misericordia.
7) Hoy estarás Conmigo en el Paraíso, porque tu fe en la Misericordia
de tu
Salvador ha borrado tus crímenes... Ella
te conduce a la vida eterna.
8) Mujer, ¡He ahí a Tu Hijo!... Madre Mía, ¡he ahí a Mis hermanos!
Guárdalos, ámalos... no están solos.
9) ¡Oh!, ustedes, por quienes He dado Mi vida Tienen ahora una Madre
a la
que pueden recurrir en todas sus
necesidades. Los He unido a todos con
los más estrechos lazos al darles Mi
propia Madre.
10) El alma tiene ya derecho a decir a su Dios: ¿Por qué Me Has
abandonado? En efecto, después de
consumado el misterio de la
Redención, el hombre ha vuelto a ser hijo
de Dios, hermano de Jesucristo,
heredero de la vida eterna...
11) Oh, Padre Mío... Tengo sed de Tu Gloria... y he aquí que ha
llegado la
hora... En adelante, realizándose Mis
palabras, el mundo conocerá que Tú
eres el que Me enviaste y serás
glorificado.
12) Tengo sed de Tu Gloria. Tengo sed de almas... y para
refrigerar esta sed,
He derramado hasta la última gota de Mi
Sangre. Por eso puedo decir:
Todo está consumado. Ahora se ha cumplido
el gran misterio de Amor por
el cual Dios entregó al mundo a Su propio
Hijo, para devolver al hombre
la
Vida... Vine
al mundo para hacer Tu Voluntad, oh Padre Mío. ¡Ya está
cumplida!
49
13) A Vos entrego Mi alma. Así las almas que cumplen Mi
Voluntad podrán
decir con verdad: “Todo está consumado…“
Señor Mío y Dios Mío, recibe
Mi alma... la pongo en Tus amadas manos.
14) Por las almas agonizantes ofrecí al Padre Mi muerte, y
ellas tendrán la
Vida. En el último grito que lancé desde
la Cruz, abracé a toda la
humanidad pasada, presente y futura; el
espasmo lacerante con el cual Me
desprendí de la tierra, fue acogido por Mi
Padre con infinito Amor y todo
el Cielo exultó por El, porque Mi
Humanidad entraba en la
Gloria. En el
mismo instante en el cual entregué Mi
Espíritu, una multitud de almas se
encontró Conmigo: quien me deseaba desde
hacía siglos y siglos, quien
desde hace pocos meses, o días, pero todos
intensamente. Pues bien, esta
sola alegría bastó para todas las penas sufridas
por Mí.
15) Deben saber que en memoria de aquel encuentro gozoso, Yo He
decidido asistir, y muchas veces hasta
visiblemente, a los moribundos.
Otorgo a estos la salvación, para honrar a
los que tan amorosamente Me
acogieron en el Cielo. Así, oren por estos
moribundos porque Yo los amo
mucho. Cuantas veces hagan el ofrecimiento
del último grito que lancé al
Padre serán escuchados; porque por él se
Me conceden muchísimas almas.
16) Fue un momento de gozo, cuando se presentó a Mí toda la
Corte
Celestial que, compacta y vibrante,
esperaba Mi muerte. Pero entre todas
las almas que Me rodeaban, una estaba
particularmente albo-rozada; tanto
que centellaba de gozo, de amor... Era
José quién, más que ningún otro,
entendía qué gloria había adquirido
después de tan acerbas luchas. El
condujo a todas las almas que esperaban
por Mí; a él se le concedió ser el
primer Embajador Mío en el Limbo. Los
Angeles, en cada orden, Me
rindieron honor de modo que Mi Humanidad,
ya resplandeciente, fue
circundada de innumerables Santos que Me
adoraban y exaltaban.
17) Hijos Míos, no hay cruces gloriosas en la tierra, están
todas envueltas
en misterio, en tinieblas, en
exasperación. En misterio, porque no la
entienden; en tinieblas, porque ofuscan la
mente, porque golpean
justamente en lugares donde no se querrá
ser golpeado.
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18) No se lamenten, no se retarden; les digo Yo, que llevé no
solo la Cruz
de madera que Me condujo a la Gloria sino,
sobre todo, aquella Cruz
invisible pero permanente, que estaba
formada por las cruces de sus
pecados. Sí, y de sus sufrimientos. Todo
lo que ustedes sufren fue objeto
de Mis penas, puesto que no sufrí
solamente para darles la Redención, sino
también por lo que ustedes deben sufrir
ahora. Miren el amor que me une
a ustedes; en ello tengan la confirmación
de Mi Santo Querer y únanse a
Mí, observando cómo Yo Me comporté entre
ilimitadas amarguras.
19) He tomado como símbolo un madero, una cruz. Lo He llevado,
con
gran amor, por el bien de todos. He
sufrido verdadera aflicción, para que
todos pudiesen alegrarse en Mí. Pero hoy,
¿cuántos creen en el que
verdaderamente los amó y los ama?...
Contémplenme en la imagen del
Cristo que llora y sangra. Allí y así, Me
tiene el mundo.
PARTE 1.22: LA RESURRECCIÓN
DE JESÚS
l Viernes Santo siguió el alba gloriosa
del Domingo de
Resurrección... Si no He decidido destruir
al mundo, quiere decir que
deseo renovarlo y rejuvenecerlo. Los
árboles viejos necesitan ser
deshojados y podados para que echen nuevos
brotes. Y las ramas viejas,
las hojas secas, se queman.
2) Separar a los cabritos de los corderos para que estos puedan
encontrar, a
punto y bien preparados, fértiles pastos
dónde poder apacentarse a su
gusto y beber de las límpidas fuentes del
agua de salvación... Es Mi
Sangre redentora, que riega las áridas
tierras que han quedado desiertas del
mundo de las almas; y correrá siempre
sobre la tierra esta Sangre, mientras
haya un hombre que salvar.
3) Amada esposa, quiero lo que tú no quieres, pero puedo lo que tú no
podrías conseguir. Tu misión es hacerme
amar por las almas, enseñarles a
vivir Conmigo. Yo no He muerto en la Cruz
entre mil tormentos para
poblar de almas el infierno, sino de
elegidos el Paraíso.
A
51
PARTE 2 - DIOS PADRE
eo, tembloroso, allá abajo en la penumbra
de Getsemaní, a Mi Hijo
que, bajado del Cielo, tomó la forma y la
sustancia de esa Mi
criatura, que presume y presumió poder
rebelarse a su Creador. El hombre,
aquel hombre solo y turbado, es la víctima
designada y, como tal, ha
debido lavar con Su propia Sangre a la
humanidad toda, que representa. Se
estremece y horroriza al sentirse
cubierto, hasta verse dominado por la
inconcebible masa de pecados que debía quitar
de las conciencias negras
de millones y millones de criaturas
sucias.
2) Pobre Hijo Mío, el Amor te Ha llevado a ésto y Tú ahora estás
amedrentado por ello. ¿Quién deberá
glorificarte en el Cielo cuando,
radiante, hagas Tu ingreso en él? ¿Podrá
alguna criatura darte una
alabanza digna de Tí; un amor digno de Tí?
¿Y qué es la alabanza y el
amor de un hombre, de millones de hombres,
en comparación con el Amor
con que Tú Has aceptado la más tremenda de
las pruebas que jamás podrá
existir en la tierra? No, Hijo amado,
nadie podrá igualarte en amor sino Tu
Padre, sino Yo que, en Mi Espíritu de
Amor, puedo alabarte y amarte por
Tu sacrificio de aquella noche.
3) Has alcanzado, amadísimo Hijo Mío, en quien apoyo toda Mi
benevolencia, el paroxismo de la muerte sobreviviendo
en la agonía
amarguísima del Huerto. Tú Has llegado, en
la esfera de Tu Humanidad
verdadera y entera, al cúlmen de la gran
pasión que pueda tener un
corazón humano: sufrir por las ofensas
hechas a Mí; pero sufrir por ellas,
con el amor purísimo e intenso que hay en
Ti. Has tocado, si bien con
temblor, el límite por el cual la
humanidad debía alcanzar completa
Redención. Tú, Hijo adorado, Has
conquistado, con sudor de Sangre, no
sólo las almas de Tus hermanos sino, aún
más, la Gloria Tuya,
personal,
que debía sobre elevarte a Ti, hombre, al
par Conmigo, Dios como Tú.
4) Tú Has arrastrado en Mí la más perfecta justicia y el más perfecto
Amor.
Entonces representaban la Hez del mundo y
lo hacías por Tu voluntaria y
libre aceptación. Ahora eres, entre todos,
el honor y la Gloria y el gozo
Mío. No eras Tú Mi ofensor, no Tú; Tú Has
sido siempre Mi Hijo amado
V
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en quien He puesto Mi complacencia; no
eras Tú la Hez; porque incluso
entonces, Yo Te veía como Has sido
siempre: Mi Luz, Mi Palabra, es
decir, justamente Yo mismo. Hijo, que
temblaste y sucumbiste por Mi
honor, ¡Tú Has merecido que Tu Padre Te
haga conocer al mundo; a ese
ciego mundo que Nos ofende y que, con
todo, Nos es tan querido!
5) Oh, Hijo amadísimo, Yo Te veo y Te veré siempre en aquella noche
de
Tu amargura, y Te tengo siempre presente.
Por Tu amor, Estoy
reconciliado a las criaturas con las
criaturas. Y pues, Tú no podías alzar a
Mí Tu rostro; tan cubierto estaba de sus
culpas. Ahora, para complacerte,
hago que ellos alcen sus rostros a
Nosotros para que, vislumbrando Tu
Luz, queden presa de nuestro amor.
6) Ahora, Hijo Mío, siempre tan amado, haré lo que Te dije cuando
estaban
en la sombra de Getsemaní y serán grandes
cosas para alegrarte y darte
honor…
PARTE 3 - LA
SANTISIMA MADRE
LOS DOLORES DE LA VIRGEN
MARÍA
uchos Profetas hablaron de Mí; vieron
anticipadamente que era
necesario que Yo sufriese, para llegar a
ser digna Madre de Dios.
Anticiparon en la tierra Mi conocimiento
pero, como tenía que ser, de
manera muy velada. Después hablaron de Mí
los Evangelistas,
especialmente Lucas, Mi amado médico —más
de almas que de cuerpos.
Posteriormente, nacieron algunas
devociones que tuvieron como base las
penas y dolores sufridos por Mí. Y así,
comúnmente se cree y se piensa en
siete dolores principales experimentados
por Mí.
2) Hijos Míos, Su Madre ha premiado y premiará los esfuerzos y el
amor
que han tenido por Mí. Pero como lo hizo
Jesús, quiero hablarles más
extensamente sobre Mis dolores. Luego
ustedes los referirán a otros
hermanos y todos por fin Me imitarán ya
que, por lo que sufrí, estoy
continuamente alabando a Jesús y no busco
nada, sino que El sea
glorificado en Mí.
M
53
3) Miren hijitos, es triste hablarles de estas cosas a mis propios
hijos,
porque toda madre oculta sus dolores solo
para sí. Y esto ya lo hice Yo
cumplidamente en el transcurso de la vida
mortal; por tanto Mi deseo de
madre ya ha sido respetado por Dios. Ahora
cuando estoy acá, donde la
sonrisa es eterna, y habiendo ya ocultado
como todas las madres los
dolores que experimenté, debo hablar de
ellos para que, como hijos Míos
conozcan algo de Mi vida.
4) Conozco los frutos que recabarán de ello y como agradan a Jesús,
Mi
adorado Hijo, les hablaré de ellos en
cuanto puedan comprenderme.
5) Mi Jesús dijo: el que es primero hágase último y verdaderamente
así lo
hizo El porque es el primero en la Casa de
Dios, pero se abajó hasta el
último peldaño. Ahora no le quitaré este
último y primer puesto que le
corresponde por razón de amor. Mas bien Me
esfuerzo por hacerles
entender esta verdad y Mi gozo mucho mayor
será cuando acepten este
convencimiento, no por vía de simple
conocimiento sino por medio de una
profunda y arraigada convicción. Sea El el
primero y nosotros todos, los
verdaderos últimos.
6) Si El era el primero, debía haber un segundo en la escala del amor
y de
la gloria y por tanto, de la bajeza y
humillación. Ustedes lo han
comprendido ya: Ese Ser debía ser Yo.
Hijitos, alaben a Dios que, aún
habiendo establecido una distancia inmensa
entre Jesús y Yo, quiso
colocarme inmediatamente junto a El.
7) Hijos Míos, no es lo que aparece al mundo lo que más cuenta
delante de
Dios. El haber sido elegida Madre de Dios
implicó para Mi graves
sacrificios y renuncias y la primera fue
esta: Conocer por Gabriel la
elección hecha en la intimidad de Dios. Yo
había querido permanecer en
estado de humilde conocimiento y de
ocultamiento en Dios; deseaba esto
más que toda otra cosa porque era mi
delicia saberme la última en todo.
8) Al conocer la elección de Dios, respondí como ustedes saben, pero
Me
constó tanto subir a la dignidad a la cual
estaba llamada.
9) Hijitos: ¿comprenden esta Mi primera pena de que les hablo?
Reflexionen sobre ella, den a su Madre el
gran deleite de estimar aquella
54
humildad que Yo estimé mucho por sobre Mi
virginidad. Sí, era y Soy la
esclava a la cual puede pedirse todo y
acepté únicamente porque Mi
entrega era del mismo grado que Mi amor.
10) Te gustó, oh Dios, elevarme a Tí y a Mí, Me agradó aceptar
porque Te
era grata Mi obediencia. Pero Tú sabes qué
pena fue para Mí y que esa
misma pena está ahora delante de Tí,
requerida de luz para estos hijos que
amas y que amo. ¡Yo Soy la esclava, como
se hizo conmigo, así ahora sin
dubitación, dejen oh hijos Míos, que se
haga con ustedes todo lo que Dios
quiera!
11) La aceptación llevó a Dios la respuesta que llevará a los
hombres el
acceso a la Redención y en esto se
verificó aquella frase admirable: “He
aquí que una Virgen concebirá y dará a luz
un Hijo que será llamado
Emanuel”.
12) El haber aceptado hacerme Madre de Emanuel implicaba Mi
donación
al Hijo de Dios, de manera que la Madre de
El se donase a El mismo antes
que la Humanidad de Jesús se formase en
Mí. Por eso Mi donación fue
efecto de la Gracia, pero también causa de
la Gracia y, si bien deba
reconocerse la prioridad de la primera
causa que es Dios, sin embargo
debe afirmarse que Mi aceptación actuó en
el plano de la Gracia como
causa concomitante.
13) Me llaman Corredentora por los dolores que he sufrido; pero
Yo lo fui
antes aún por la donación que había hecho
por medio de Gabriel. ¡Oh,
Hijo Mío Divino! ¡Cuanto honor Has querido
dar a Tu Madre en
compensación de la pena grande que sufrí
al subir a la dignidad de Madre
Tuya!
14) Ustedes hijitos, están en el mundo ciegos, pero cuando
vean, cosas
estupendas serán aliciente de su regocijo
para Mí. Verán qué unión de
gloria y de humildad hay aquí donde Mi
Jesús Es el sol que jamás se
oculta. Verán qué sabio designio se llevó
a cabo a través de Mi renuncia, a
la bajeza del ocultamiento.
15) Pero ahora, escúchame. Al avanzar Mi maternidad tuve que
hablar a
algunas personas queridas y lo dije
ocultando lo más que pude, el honor
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que había recibido... Lloré la renunciada
conquista del secreto en Dios,
porque El Mismo Dios debía ser glorificado
en Mí.
16) Sin embargo muy pronto tuve la alegría de saber que era
considerada
como una mujer de tantas. Se alegró Mi
alma, porque frente al mundo era
pisoteada la esclava de Dios que anhelaba
humillaciones como sólo Yo lo
podía. Cuando José se ocultó, Yo no sufrí,
sino gocé verdaderamente, No
digan que sufrí entonces, porque no es
verdad.
17) Así fue como Dios satisfizo Mi deseo de humillaciones, esta
fue la
contra partida del Señor de haber llegado
a ser la Madre de Dios: ser
considerada como una mujer caída. Hija,
aprende la sabiduría del amor,
aprende a estimar la santa humildad y no
temas porque es virtud que brilla
con luz centellante.
18) Cuando se realizó el desposorio, no tuve ninguna
contrariedad, sabía
como irían las cosas y no temía nada. En
efecto, Dios da a quien se
entrega a El enteramente una perfecta paz
en las situaciones más
paradógicas, como era la Mía, de tener que
desposarme, forzada por el
compromiso humano, con un hombre, aún
sabiendo que sólo a Dios podía
pertenecer.
19) ¡Cuantos dolores He pasado en la tierra! No es fácil hacer
de Madre del
Altísimo, se los aseguro. Pero tampoco
puede decirse difícil todo lo que se
hace por un fin purisimo y por agradar a
Dios. ¡Recuérdenlo!
20) ¿Han pensado aluna vez qué fue lo que más dolor Me causó en
la noche
Santa de Belén? Ustedes distraen la mente
con el establo, con el pesebre,
con la pobreza. Yo en cambio
les digo que aquella noche la pasé toda en el
éxtasis de Mi Hijo y, aunque tuve que
hacer lo que toda madre hace con su
pequeño hijo, no dejé Mi éxtasis, Mi
arrobamiento y así, la única cosa que
Me causó dolor en aquella noche de amor,
fue el ver la aflicción de Mi
pobre José al buscarme un refugio, un
lugar cualquiera. Consiente como
estaba de cuanto debía suceder y de Quien debía
venir al mundo, Mi
amado esposo, al ver que Yo estaba
confundida, se angustió y Me dio
mucha lástima. Luego, la alegría Nos colmó a
los dos y olvidamos toda
otra congoja.
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21) Huimos a Egipto y a esto, ya se han referido cuanto era
posible, si bien
algunos centran su imaginación más en la
fatiga del viaje que en el temor
de una Madre que sabía que poseía el
tesoro del Cielo y de la tierra.
22) Después ya viviendo en Nazaret el pequeño Jesús crecía
vivaz y en
aquel tiempo, no nos causó sino poquísimas
y mínimas congojas. Toda
madre sabe lo que es desear la salud de su
hijo y cómo cada simpleza
parece una gran nube negra. Mi Niño pasó
todas las epidemias y
enfermedades infantiles propias de aquella
época. Como todas las madres,
Yo no podía estar preservada de ninguna de
las ansiedades propias del
corazón materno.
23) Pero llegó un día la verdadera nube negra que oscureció la
luz festiva
de la Madre de Dios. Aquella nube se llama
Jesús perdido... Ningún poeta
ni maestro del espíritu podría imaginar a
María al saber que ha perdido a
Su Bien adorado y que no tiene noticias
Suyas hasta tres días después...
Hijitos, no se asombren de Mis palabras,
Yo experimenté la turbación más
grande de Mi vida. No han reflexionado lo
bastante en aquellas palabras
Mías: “ Hijo, Yo y Tu Padre Te Hemos
buscado por tres días ¿Porqué Nos
Has hecho esto? Dios Mío, ahora que hablo
a estos amados hijos, no
puedo dejar de alabarte a Tí que te
ocultaste para hacernos sentir la delicia
de encontrarte. ¡Oh! ¿Cómo de otro modo
podría conocerse la dulzura que
pone en el alma un vaso lleno de miel
cuando abraza a Su Todo?
24) Ya lo ven, también les hablo de Mis alegrías; pero no sin
motivo, asocio
y junto dolores y alegrías. Ustedes saquen
provecho de todo lo que pasó en
la mejor forma posible. Dios se oculta
para hacerse encontrar, algunos
conocen esta verdad; otros, pensando en
aquel dolor atroz de haber
perdido a Jesús, hagan todo por
encontrarlo. No deben permanecer inertes
y abatidos.
25) Su Madre quisiera ahorrarles el tratar de cuanto queda
todavía por decir.
Primero son cosas nunca dictas y por lo
mismo aún no apreciadas.
Segundo, porque al conocerlas tendrán que
unirse a Mí en sufrimiento y
en penosas consideraciones. Mas se ha
dicho todo lo que Mi Jesús quiere
sin oposición alguna.
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26) ¿Creen que pasé tranquila la vida de familia de Nazaret?
Fue tranquila
en virtud de la uniformidad con el querer
de Dios. Pero de parte de las
criaturas, ¡cuanta guerra hubo!…
27) Fue notado el singular modo de vivir que teníamos y como
efecto
obtuvimos publica burla. Me consideraban
una exagerada por el solo
hecho de que todas las veces que Jesús se
alejaba de casa, no podía
contener las lágrimas y Jesús lo hacía con
frecuencia. José era acosado
como si hubiese sido un esclavo Mío y de
Jesús. ¿Qué podía comprender
el mundo? Dejábamos todo el cuidado al que
entre Nosotros vivía,
adorado en todas sus manifestaciones.
28) Qué amor de Hijo aquél jovencito más bello que el mar, más
sabio que
Salomón, más fuerte que Sanson. Me lo
habrían arrebatado todas las
madres, tal era el encanto que lo
circundaba. Sin embargo, los mezquinos
abrigaban juicios solaces sobre Mí, no
ahorraban criticas al infatigable
padre que lo creían un sometido de su
esposa fiel, pero celosa. Todos
conocían Mi integridad, pero la creían una
pasión egoísta, vulgar.
29) Esto es hijitos Míos, lo que no se sabe. Esto pasó entre el
mundo que no
veía y no podía comprender y Su purísima
Madre. Jesús callaba sin
alentarme, porque la Madre de Dios, debía
pasar por el crisol, es decir,
como una mujer del montón a la cual no
debían ahorrarse las opiniones.
30) Admiren la sabiduría de Dios en estas cosas y encuentren
aquel sentido
divino que acopla la mayor sublimidad a
las pruebas que son más
dolorosas en relación con tal sublimidad,
porque todo abismo llama a otro
abismo y toda profundidad llama a su
profundidad...
31) Llegó la hora de la separación, la hora de la acción de
Jesús. Con ello,
llegó el día temido de la partida de
Nazaret.
32) Jesús me había hablado muy extensamente de Su misión y, me
la había
hecho amar por anticipado, los frutos que
debía darle a El y a todos. Fue
necesario por tanto, separarnos, si bien
por breve tiempo... Se despidió,
nos besó y se encaminó a Su misión de
Maestro de la
Humanidad. Pero el
hecho no pasó inadvertido al pequeño
pueblo donde Jesús era tan amado.
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33) Fueron demostraciones de afecto, de bendiciones y por más
que no
sabían bien lo que Jesús iba a hacer, sin
embargo se presentía una pérdida
para aquella gente de mentalidad pequeña,
pero en el fondo, de corazón
generoso.
34) Y Yo, entre tantas manifestaciones, ¿Como Me sentía? Se Me
agolpaban mil afectos; pero no retardó un
minuto Su partida. Mi Jesús
conocía lo que le esperaba después de la
predicación, Me lo había dicho
tantas veces, Me había hablado tan
profusamente de la perfidia de los
fariseos y de los demás. Y ya lo ven
partir así; solo sin Mí, para cumplir
Su mandato. ¡Sin Mí que lo había hecho
crecer con el calor de Mi corazón.
Sin Mí que lo adoraba como nadie nunca lo
adoraría!
35) Después lo seguí, lo encontré cuando estaba rodeado de
tanta gente que
no me era posible verlo. Y El, verdadero
Hijo de Dios, dio a Su Madre una
respuesta sublime como Su sabiduría, pero
que traspasó este corazón
materno de parte a parte. Sí, Yo lo
comprendía plenamente, pero no por
eso me ahorraban las penas. Al parentesco
humano, El opuso el divino en
el cual estaba comprendida Yo, es verdad,
pero sin embargo los
comentarios de los demás no dejaron de
lastimarme.
36) Al golpe inicial siguió la alegría de ver Su grandeza, de
verlo honrado,
venerado y amado por la gente, así pronto
cicatrizó también esta herida.
37) Recorría con El los caminos, extasiada con Su saber,
confortada con
Sus enseñanzas y nunca Me saciaba de
admirarlo y amarlo.
38) Luego vinieron las primeras fricciones con el Sanedrín,
ocurrió el
milagro que suscitó tanto ruido en las
mentes de los Judíos, de los
Sacerdotes soberbios. Fue odiado,
perseguido, acechado, tentado. ¿Y Yo?
Yo sabía todo y con las manos tendidas
ofrecía en las manos del Padre,
desde entonces, el holocausto de Mi Hijo,
Su entrega, Su espantosa e
ignominiosa muerte. ¡Ya sabía de Judas, ya
conocía el árbol del cual se
tomarían los maderos para la cruz de Mi
Hijo.
39) No pueden imaginar la intima tragedia que viví junto con Mi
Jesús,
para que la Redención tuviese su
cumplimiento.
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40) Antes He dicho: Corredentora; para que lo fuese no bastaban
las penas
usuales. Hacia falta una unión intima con
el gran sufrimiento de El para
que todos los hombres fueran redimidos de
manera que, mientras iba de un
pueblo a otro con El, estaba cada vez más
al corriente del llanto
desconsolado que Mi Hijo derramaba en
tantas noches insomnes que
pasaba El en oración y meditación. Se Me
revelaba y ponía delante cada
estado de animo Suyo y ciertamente;
comenzó entonces Mi calvario y Mi
cruz.
41) ¡Cuantas consideraciones agravaban cada día más Mis dolores
de
Madre Suya y de ustedes!! Tantos pecados,
todos los pecados . Tanta
congoja, todas las congojas. Tantas
espinas, todas las espinas; no estaba
solo Jesús, El lo sabia, lo sentía, veía
que Su Madre estaba en unión
continua con El. Y se afligía por ello,
todavía más, porque Mi sufrimiento
era para El mayor sufrimiento.
42) ¡Hijo Mío, Hijo Mío adorado, si supieran estos hijos que
pasó entonces
entre Tu y Yo!...
43) Y llego la hora del holocausto, llego después de la dulzura
de la Cena
de Pascua. Y desde entonces, debía Yo
reintegrarme a la muchedumbre;
Yo que lo amaba y adoraba de manera única,
debía estar alejada de El.
¿Comprenden oh, hijos Míos?…
44) Sabia que Judas estaba dando sus pasos de traidor y no
podía moverme;
sabia que Jesús había derramado Sangre en
el Huerto y nada podía hacer
por El ¡Y luego lo apresaron, lo
maltrataron, lo insultaron, lo condenaron
inicuamente!
45) No puedo decirles todo. Les diré tan solo que Mi Corazón
era un
tumulto de continuas ansiedades, un
asiento de continuas amarguras,
incertidumbres, un lugar de desolación, de
abatimiento y desconsuelo. ¿Y
las almas que después se habrían perdido?
¿Y todas las simonías y
trueques sacrílegos?
46) ¡Oh, hijos de Mis dolores! Si hoy se les concede la gracia
de sufrir por
Mi, bendigan al que se las dio, con
fervor, y sacrifíquense sin dubitación.
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47 Ustedes piensan en Mi grandeza, Mis amados hijos. Les ayuda a
pensarlo; pero escúchenme, no piensen en
Mi, cuanto en El. ¡Yo quisiera
ser olvidada si fuera posible! Toda su compasión
denla a El, a Mi Jesús, a
su Jesús, a Jesús amor suyo y Mío.
48) Así hijitos, la pena de Mi Corazón fue una continua espada
que traspasó
de parte a parte Mi alma, Mi vida. Yo la
sentí mientras Jesús no; Me
consoló con Su resurrección, cuando Mi inmenso
gozo cicatrizó de golpe
todas la heridas que sangraban dentro de
Mi. “Hijo Mío“ Iba Yo
repitiendo. ¿Por qué tanta desolación? Tu
Madre está junto a Tí. ¿No Te
basta ni siquiera Mi amor? ¿Cuantas veces
Te consolé en Tus aflicciones?
Y ahora ¿Porque ni siquiera, Tu Madre
puede darte algún alivio?... Oh,
Padre de Mi Jesús, no quiero otra cosa que
lo que Tu quieres, Tu lo sabes;
pero mira si tanta aflicción puede tener
alivio; Te lo pide la Madre de Tu
Hijo.
49) Y ya en el calvario clamé: ¡Dios Mío, has volver a aquellos
ojos que
adoro la luz que en ellos imprimiste desde
el día en que Me Le Diste!
¡Padre Divino, mira que horror aquel
rostro santo! ¿No puedes enjugar, al
menos tan copiosa Sangre? ¡Oh Padre de Mi
Hijo; Oh Esposo Amor Mío,
Oh Tu Mismo, Verbo que Has querido tener
la Humanidad de Mi! ¡Sean
plegaria aquellos brazos abiertos al Cielo
y a la tierra, sean la súplica de la
aceptación Suya y Mía!
50) ¡Mira Oh Dios, a qué se Ha reducido Aquel A Quien amas! Es
Su
Madre la que Te pide un alivio a tanta tristeza. Después
de poco, Yo Me
quedare sin El, así se cumplirá
enteramente Mi voto cuando lo ofrecí de
corazón en el Templo; sí, Me quedaré sola,
pero aligera Su dolor sin
atender al Mío…
LA CORONA
DE LA DIVINA MISERICORDIA
esús le hizo promesas extraordinarias a
Sta. Faustina para aquellos que
reciten la Corona de la Divina Misericordia. La devoción usa las J
61
cuentas de cualquier rosario común y comienza con el Padre
Nuestro, el Ave María y
el Credo Apostólico. En la cuenta grande
antes de cada década del rosario se dice:
Padre Eterno, te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la
divinidad de tu amado hijo, nuestro Señor Jesucristo, en
expiación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las diez cuentas pequeñas de cada década, se dice:
Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del
mundo entero.
Después de rezar las cinco décadas, se concluye diciendo tres
veces:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia del
mundo entero.
Para obtener gratuitamente un volante con la novena a la Divina Misericordia
envíe un sobre con su dirección a la dirección que aparece en la
siguiente página.
62
APÉNDICE A
DECRETO DE DERECHO CANÓNIGO DANDO PERSONERÍA JURÍDICA
ECLESIÁSTICA AL APOSTOLADO DE LA NUEVA
EVANGELIZACIÓN (ANE)
ARZOBISPADO DE COCHABAMBA
Casilla 129-Telfs.: (042) 56562 (042)
56563
Fax (042) 50522-Cochabamba, Bolivia
DECRETO 1999/118
MONS. RENÉ FERNÁNDEZ APAZA
ARZOBISPO DE COCHABAMBA
………
LOS LIBROS DE CATALINA
Libros testimoniales y
devocionales de la Eucaristía
La Santa Misa (Ver Descuento en
cantidad) 1 $2 1
Hora Santa (Ver Descuento en
cantidad) 1 $2 1
En Adoración
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UNA CONTEMPLACIÓN
EN LA PASIÓN DE CRISTO
Jesús nos pregunta a:
“Contemplen como Me maltrataban… Contémpleme en la prisión
donde paso gran parte de la noche… Contémplenme en esta noche
de tanto dolor, y consideren que este dolor se prolonga en la
soledad
de tantos Sagrarios, en la frialdad de tantos corazones…
“Contemplen Mis heridas y vean si hay alguien que haya sufrido
tanto como Yo, para demostrarles su amor.
“Contemplen un instante estas manos y estos pies ensangrentados...
Este cuerpo desnudo, cubierto de heridas, de orines y de sangre.
Sucio... Esta cabeza traspasada por agudas espinas, empapada de
sudor, llena de polvo y cubierta de sangre...
“Contempla a tu Jesús, tendido sobre la Cruz, sin poder hacer el
más
ligero movimiento... desnudo, sin fama, sin honor, sin libertad...
“Si me amas de veras ¿a qué no estarás dispuesto para asemejarte a
Mí? ¿Qué rehusarás para obedecerme, complacerme y consolarme?...
“Contémplenme en la imagen del Cristo que llora y sangra. Allí y
así, Me tiene el mundo..
“Si me amas de veras ¿a qué no estarás dispuesto para asemejarte a
Mí? ¿Qué rehusarás para obedecerme, complacerme y consolarme?...
“Amados Míos, si no miran al Cielo, vivirán como seres privados de
razón... Alcen la cabeza y contemplen la Patria que les espera.
Busquen a su Dios y siempre lo encontrarán con los ojos fijos en
ustedes; y en Su mirada
hallarán la paz y la vida.”
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